lunes, 3 de marzo de 2025

HOCKEY

 


¿Qué hago yo viendo un partido de hockey?

Cuando uno se muda de país, no solo cambia el idioma, el paisaje, el clima y la vegetación; también se transforma la iconografía deportiva.

Crecí en una familia de seis hermanos y en mi casa se veían todos los deportes, fútbol, béisbol, tenis y hasta boxeo.

Bueno, todos menos hockey.

Ese lo descubrí aquí en Canadá.

Recién llegada, a mi esposo y a mí, la compañía para la cual trabajábamos nos invitó, VIP, a un juego de hockey en el “Saddledome”, el estadio de la ciudad.

Yo disfruté mucho del ambiente, la cervecita, la fanaticada vitoreando a los Calgary Flames, el equipo local, mientras grandes llamaradas surgían en el escenario al grito de ¡Gol!

Recuerdo le dije a mi esposo, “lo malo es que no veo la pelota”. Me respondió, “es que no hay pelota, sino un disco pequeñito llamado puck”.

El caso es que hace una semana, el jueves 20 de febrero a las seis de la tarde hora local, todo un país hizo silencio.

Se escuchaba solo el sonido del acero sobre el hielo, splash, splash, y los clak, clak, de los palos de hockey chocando entre sí. Entiendo perfectamente por qué en Venezuela no es muy popular este deporte, con nuestro temperamento, eso de competir con un palo en la mano es como peligroso.

El juego iba empatado, 2-2, habría que jugar extra-tiempo y el ganador se definiría con un gol de oro.

Mis nervios no soportaron más y apagué el televisor.

De pronto, un estruendo ensordecedor se hizo sentir.

¡Gol de Canadá!

Ganamos 3-2 la final de hockey de la Copa de Naciones que disputaba Canadá versus Estados Unidos.

Estalló la llamarada del regocijo (y alivio) en todo el territorio del país.

En estos tiempos bizarros y amenazantes que corren, este triunfo representó mucho más que una victoria deportiva.

Y es que el deporte es determinación, nobleza y coraje.

Tres virtudes que describen muy bien a mi país adoptivo.

De ahora en adelante seré fanática de hockey, al menos ya sé que no hay pelota sino puck.

 

1 comentario:

  1. Hola Natalia.
    Por aquí también es extraño el hockey, por desgracia hay uno que lo ocupa casi todo jajaja
    Un abrazo

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