Hoy viví un breve, pero monumental, episodio de vergüenza, digno de un sketch de comedia. Desde el mediodía no he dejado de pensar en esos infinitos cinco, ridículos y denigrantes, minutos. Los he reconstruido mil veces en mi cabeza. Mi esposo se ríe y me dice: “Let it go…” y después vuelve a reírse. Y yo vuelvo a repetir el instante en mi mente, lo actúo en el espejo, y el trata disimuladamente de contener la risa y poner su británica cara de “cup of tea”.
Mi propio hijo, cuando se lo conté por mensaje, me respondió con un “jajajajajajajajajajajajajaaa……” kilométrico.
Pero no lo voy a contar.
Así es, se quedarán con la curiosidad, porque este blog es de momentos mágicos, no de situaciones embarazosas y mucho menos como ésta, de dimensiones colosales.
Esta semana había sido gris; buscando afanosamente algún momento digno de ser reportado, sin conseguir ninguno; y eso que ya pasó el frío y hacen unos -5 grados de lo más placenteros.
Desalentada, me decía a mi misma esta mañana, que ya he escrito sobre los esplendores del cielo, sobre la música con olor a naranja, sobre las hadas que a veces me visitan, sobre desmenuzar la lluvia, sobre amar a la luminosa nieve, sobre libros que flotan, marionetas que toman vino, bolsillos misteriosos, hombrecitos que corren en los bosques… En fin, sentí que me estaba poniendo blanda, repetitiva, new age trasnochada, horroroso libro de autoayuda, cliché, poco original, obvia, tediosa, aburrida, fastidiosa.
Entonces deseé con toda mi alma un momento intenso. Algo radiante y novedoso, que me removiera, y así poder compartirlo.
Mi deseo se cumplió. Y de la peor manera. Tenia tiempo que no me sentía tan “intensamente” humillada. Tan “intensamente” y eficazmente golpeada en lo más profundo de mi ego. Y mi esposo sigue riéndose……
Debo reconocer que mi deseo de intensidad se hizo realidad, mágicamente…
Entonces tomé una humilde decisión. Como dijo James Barrie, autor de Peter Pan, perseguidor del aire con una red de atrapar mariposas, en una de mis citas favoritas:
“La vida es una larga lección de humildad”
Después de que mi ego quedó, hecho trizas y devastado en solo cinco minutos, mi simple decisión es que vuelvo a mi magia blanda; a los colores que se despiertan en mi cielo cada mañana; a una íngrima estrellita, como yo a veces, que me acompaña en el camino a mi casa; a un poema que un duende de la oficina dejó en mi silla; a una caminata hacia el río con dos buenas amigas; a la espera de Sancho; al jajajajajaja infinito de mi hijo y la risa disimulada de mi esposo. Mi magia es tenerlos cerca…
Todas estas pequeñas cosas pasaron por mi corazón esta semana, y yo deseando más….
Le declaro la paz a mis divinas blanduras.