lunes, 30 de septiembre de 2019

NUBARRONES



“Jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones,
pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.”
Miguel de Unamuno



A veces asalta, sin saber, inesperadamente, después de un día tranquilo.

Se instala a placer.

Toma café  y se arrellana en tu sillón contigo.

Se adueña de tu almohada. Se duerme un poco, acaso.

Y despierta risueña y descansada.

Como si el vagar entre las sombras y las dudas, fuesen su vitamina.

Se pone las pantuflas y se apodera del aire.

Y desde su certeza, nos reta, dispuesta a permanecer, aunque no esté invitada.

Si uno cree que huyó. 

Mentira.

Sólo estaba escondida.

Va y viene. Entra y sale a sus anchas.

Es la tristeza.


Septiembre se retira con vapores extraños.

Los pesares del mundo abrazaron los míos.

Pero algo quizás, he aprendido.

A hablar algo más alto que la pena.

A sembrar esperanzas en mis ojos, cada mañana, ante el espejo.

A ver lo bueno.

A llorar lo que tengo y no lo que he perdido.

Los recios nubarrones pasan.

De la tierra arrasada, nace la calma.

Un dulce nacimiento.

Después de los recios nubarrones.

Todo se ve más claro.

Todo es más bello.

PD: Septiembre fue un mes triste y por eso este estado de ánimo un poco descompuesto. Al final, la esperanza incipiente.
La frase de Unamuno también alienta.

jueves, 5 de septiembre de 2019

SIETE MONOS



Ayer pasé una tarde muy divertida con mis amigas.

Aparte de que la merienda estaba exquisita: tortilla de patatas, empanada gallega, quesos, fiambres y aceitunas, rociadas con cerveza,  tinto de verano y rematada con "pie" de limón; también recibí mi primera clase de “Canasta”.

Este conocido juego de naipes, que, cuando yo era pequeña, jugaban las señoras encopetadas, a quienes yo veía viejísimas, con mi mamá, en los conocidos “té canasta”.

Me llevé un cuadernito para anotar las instrucciones, porque la verdad soy pésima para los juegos de envite y azar.

Sirva este post para organizar mis pensamientos, a pesar de los ataques de risa que me dieron en medio de la partida (después explico):

1)   Se reparten 13 cartas, el que pica puede ver las últimas tres cartas del pilón y si le gustan puede quedárselas.
2)   El Joker, o comodín, también conocido como “Mono”, vale 50 puntos.
3)   El 2 es también un comodín y vale 20, al igual que el As.
4)   Del 3 al 7 valen 5 puntos. Del 8 a la K, 10 puntos.
5)   El 3 rojo hay que bajarlo de inmediato.
6)   El 3 negro es “tapadera” si se bota el otro no puede agarrar del pilón.
7)   Para agarrar del montón hay que tener dos cartas iguales en la mano
8)   Para bajarse:
a.   Con 50 puntos (hasta 1500 puntos)
b.   Con 90 puntos (1500 a 3000 puntos)
c.   Con 120 puntos (3001 a 5000 puntos)
9)   Una canasta son 7 cartas iguales, puede ser 4 cartas del mismo número y tres Monos.
10)               Canasta sucia (si tiene Monos) vale 300 puntos.
11)               Canasta limpia (sin Monos) vale 500 puntos.
12)               Canasta de Monos (7 Monos) vale 2000 puntos.

Aquí fue cuando me empezaron a dar los ataques de risa.

Las veteranas, nos daban instrucciones:  baja el Mono, sube el Mono, guarda el Mono.

Y cada vez que oía la palabra Mono, no podía contener la risa.

Nada hay más irritante que jugar con gente que no sabe y peor si uno se está riendo en vez de prestar atención.

Al final les expliqué el motivo de mi risa, y es que me recordé de un chiste de esos de mi memoria reptil. Aquí va:

El sacerdote que se le habían olvidado los anteojos, comenzó a leer del Misal:
-      "Queridos hermanos, siete monos….setenta monos…"
El monaguillo se dio cuenta que algo andaba mal, y corrió a llevarle los lentes al cura, que al ponérselos dijo:
-       "Sentémonos…."

Espero me inviten a la próxima partida. Prometo que estudiaré las reglas y me comportaré.

PD: Gracias a La tía Mary, Janet y Tammy, las veteranas, y a Lucy y Marisol, las aprendices, por una tarde deliciosa.