domingo, 29 de septiembre de 2013

QUERIDA MAMA


Las fuerzas de Marte, mi regente, y Venus se enfrentaron este fin de semana.

Será la proximidad del mes de Octubre.

El mes de mis melancolías.

Es el mes en que recuerdo la partida de mi mama.

Cuatro años ya.

Cuando uno pierde a su mama, siente uno un océano de desamparo.

Recordarla, me devuelve poco a poco, a tierra firme.

Este mes de Octubre voy a hacer una peregrinación.

Desde el 1ro hasta el día 21 de Octubre, aniversario de su partida, voy a recrear  alguna de las cosas que ella le gustaba hacer.

Es un ritual inventado, pero que alivia la pena de la ausencia.

He aquí mi  agenda, en su honor.

 A mi mama le gustaba, por sobre todas las cosas, mi papa. Así que:

Día 1: Escucharé las canciones que a mi papa emocionaban y que ella preguntaba si no tenían fecha de vencimiento  (Gardel, Los Panchos)

Día 2: Plátanos fritos con mucha azúcar. ( a ver si los consigo maduritos)

Día 3/4/5 y 6: Voy a estar de viaje, así que en esos días voy a recordarla teniendo algo suyo puesto. (un collarito de perlas, un pañuelo, su sortija plateada y además comeré chocolate)

Día 7: Un oportico en la tardecita.

Día 8: Jugar barajas (jugare péscalo que es lo único que sé. Mi mama jugaba Pan Doble, con baraja española. Pero el gesto vale, espero)

Día 9/10 y11: Comeré chocolate.

Día 12: Un cafecito muy dulce colado en greca,  a las cuatro de la tarde.

Día 13: Hacer un quesillo, su especial gesto de cariño (una especie de tocinillo del cielo, o creme caramel, flan, no se como lo llaman en otras tierras)

Día 14: Pintar un cuadro (de pronto pinto a mi sobrino nieto Leo, viendo al Mediterráneo. Él vive en Barcelona y tiene 8 meses)  A mi mama le hubiese gustado conocerlo.

Día 15: Pintarme las uñas de clarito y un poquito nacaradas. No le gustaban las unas rojas. (a mí me encantan) Tenía unas manos bellas.

Día 16: Tejer mi suéter de la paciencia que está a medio terminar. (mi mama me enseñó a tejer, pero no aprendí mucho)

Día 17: Comprar rosas pálidas (sus favoritas)

Día 18: Conversar con quien se me atraviese y averiguarle la vida en tres minutos. ( a ver quién será el incauto)

Día 19: Tomarme una lechita caliente con ponqué antes de dormir.

Día 20: Imaginar que me apoltrono en “Punto Fijo”, su butaca. Cuando le preguntábamos: Cómo estas, mama?, respondía: Bien, aquí en Punto Fijo.

Día 21 de Octubre: Una oración y  minuto de silencio en su memoria. Si puedo haré una torta, de esas divinas, que a veces se le aplastaban y un chocolate caliente ( por ahí tengo una tableta de Chocolate La India)

Con este peregrinar, que tengo planeado en este mes de Octubre, quiero meterme en el regazo de tu recuerdo.

 Querida mama.

Leo

miércoles, 25 de septiembre de 2013

UNA LARGA AVENTURA


La vida es una larga e incuantificable aventura.

Incluso si es corta, hay algo de infinito en esto de vivir.

Y yo que me muevo en el mundo de la “cuantificación”, donde a cada rato me piden ejercicios numéricos, de cuánto cuesta, cuánto es el impacto, cuánto tiempo;  donde me atormentan pidiéndome cifras y cantidades que hacen estallar las  hojas de Excel...

Pues a veces, me quedo sin números.

Si acaso los imaginarios.

Yo me pregunto (y parece que preguntarse cosas es muy importante, pues se activa algo en el cerebro y de repente todas las respuestas vienen solitas), yo me pregunto, repito, si alguien lleva la cuenta de lo que  se acumula o se abandona en esta finita, pero infinita aventura.

¿Cuántas locuras?

¿Cuántos escalofríos?

¿Cuántos pánicos?

¿Cuántas caricias?

¿Cuántas sonrisas?

¿Cuántos océanos?

¿Cuántos besos?

¿Cuántos continentes?

O islas

¿Cuántas lágrimas?

¿Cuántas alegrías?

¿Cuántos atardeceres?

¿Cuántas mañanas?

¿Cuántas miradas?     

¿Cuántos errores?

¿Cuántas enmiendas?

¿Cuántos suspiros?

De puro gozo.

No hay número posible.

Ni tampoco imaginario.

Por eso concluyo,  la vida, en su aventura, larga o corta..

Es infinita.

sábado, 21 de septiembre de 2013

BATICHICA



Mi vida está completa.

Por fin.


Tengo a la Batichica.

Adiós a Dora, que ha sido mi más fiel compañera de los últimos siete años. (Ustedes la conocen, Dora: aspiraDora, secaDora, lavaDora, etc)

Ahora tengo alguien que me ayuda a limpiar, la Batichica.

Su nombre es Mrs. Bati.

Lo juro.


EL MISTERIO
 
Esta mañana compré el periódico (uno de mis sencillos placeres, junto con el café y el vino)

Y desapareció.

Lo busqué por todas partes.

Cuando desistí, desesperanzada,  le dije a Sancho que desalojara mi silla.

Misterio aclarado.

Helo allí. 

(parece que cuando la felicidad desaparece, siempre esta mas cerca de lo que uno cree y en el lugar  mas obvio y menos pensado, como la leyenda del Pájaro Azul)
 
 ALIANZAS

Bla bla bla!

Es lo que escuchan mis oídos cuando, en la oficina, oigo palabras como: sinergia, oportunidad (con esta tiemblo, quiere decir que la empresa está muy mal), proactivo, alianza estratégica.

Pero esta vez me quedé prendada de la palabra alianza.

Me dediqué a pulirla y quitarle todo vestigio de neón, para convertirla en platino.

Sobre todo anoche, que se constituía una alianza exquisita entre la luna llena y la noche de viernes.

Me gustan las alianzas no corporativas, como la del crujido de las hojas y el viento, que anuncian la llegada de una nueva estación.

 MIEL
 
Mi hija tuvo un encuentro del primer tipo con la miel.
Fue su momento mágico.
Se puso su traje espacial e incursionó en el mundo de las abejas.
Las abejas pican.
La miel es dulce y cristalina.
Como la ternura.

 
P.D.: Cuando tengo mucho y nada que escribir me salen estas cosas. Disculpen! Alianzas impredecibles de palabras.
Será que estoy de ánimo ligero, gracias  a la Batichica!

domingo, 15 de septiembre de 2013

JOE


Esta mañana, mi esposo (ateo) y yo, salimos de la casa con una misión.

Desenterrar a Joe.

Es una historia mágica.

Intentaré un resumen ejecutivo.

Nuestra casa vieja se vendió (en 21 días), con lo cual salimos parcialmente del hoyo financiero.

Y todo gracias a San José. Mi esposo (ateo), lo llama cariñosamente Joe,

San José es el patrón de la casa (también el Santo de la buena muerte)

En mi familia es muy querido (por parte de papa, todos llevan el nombre José en alguna parte, también mi hijo)

Resumiendo: cuenta la tradición católico-cristiana que si uno quiere vender una propiedad, uno tiene que enterrar a San José, boca abajo y viendo hacia la casa y pedir el favor (también hay que rezar una novena, de esto me enteré tardíamente, pero intentaré cumplirlo).

El fin de semana pasado,  encomendé a  mi esposo (ateo), con la misión de enterrar a San José en la casa vieja.

A ver si se aceleraba la venta.

Como no tenía estatua, le di una estampita (que siempre he tenido junto a  la foto de mi papa)

Mi esposo (ateo) enterró al Santo, siguiendo todas mis indicaciones.

Sobre todo le dije que le rezara.

Mi esposo (ateo) me cuenta que le dijo:

“Common Joe, give it your best shot.”

Esa misma noche del sábado  nos hicieron una oferta por la casa.

Y la aceptamos.

Ayer se consolidó la venta.

Celebramos en grande, con mis imprescindibles amigos (uno de los cuales cumplía años)

Esta mañana, un poquito “enratonados” (así se dice en Venezuela lo que se siente después de una noche de copas), fuimos a desenterrar a San José.

La tradición dice que una vez concedido el favor, hay que desenterrar al Santo y colocarlo en la nueva casa en sitial de honor.

Le pregunté a mi esposo si se acordaba donde había puesto a Joe.

No hacía falta acordarse. Sigan leyendo.

Cuando llegamos, vi con tristeza que la jardinera estaba muerta (claro muchos días sin regarla)

Con una sola excepción.

Justo en el lugar donde mi esposo enterró a Joe,  persistía, graciosa, modesta y gentil, una sobreviviente rosa roja.

Agradecí a San José desde el fondo de mi corazón.

Y  pensar que todavía hay gente que no cree en los milagros…
 
 

PD: Mi esposo es ateo, pero cree que todo en la vida es un milagro.

martes, 10 de septiembre de 2013

MOLIENDO CAFE


“Los obstáculos en la vida son la vida”.

Encontré esta frase escrita en un viejo cuaderno y me pareció un tema interesante para reflexionar y elaborar a profundidad.

Pero antes, les contaré una pequeño momento bochornoso que me sucedió hace apenas unas horas. (tan insólito como el pellizco en la barriga de hace unos meses, que algún día exorcizaré)

Hoy  fui a eso que llaman en la oficina, un “Offsite”; una especie de taller de trabajo,  “team building”, donde se pasa uno el día  hablando paja, paja y más paja.

Antes del almuerzo, por alguna razón que desconozco, me empujaron a la tarima en una actividad denominada : “Talk Show”.

Una especie  de panel, con un entrevistador, frente a todo el auditorio.

Me pusieron un micrófono en la mano.

El entrevistador me preguntó algo y como no le entendí muy bien, empecé a contestar, realmente, lo que me dio la gana.

Aquí en este país, nadie presta suficiente atención, así que pensé: qué más da…(que conste que no lo digo yo sino Margaret Atwood, reputada escritora canadiense; ella dice que no es que los canadienses sean tan tolerantes, es que simplemente no prestan atención)

Pero el entrevistador incisivo (Quebecois por cierto), dijo:  

-No,  no, no -  contesta la pregunta.

Ya ni me acordaba de la pregunta.

Me quedé lo que se llama: en blanco.

Se hizo un silencio  corporativo, eterno.

Yo, la arrogante. ( la seguridad en sí misma nunca viene sin arrogancia)

Yo la “interruptona” ( y siempre digo que no es que yo interrumpa sino que los demás no dejan de hablar mientras yo estoy interrumpiendo)

Yo la del irritante hábito de querer quedarme siempre con la última palabra. 

Yo la que “me las sé todas”.

Ahí me quedé, impotente, vulnerable, humillada, en un silencio embarazoso que duró milenios, delante de una cincuentena de colegas y compañeros de trabajo.

Entonces, después de esa larga pausa en que se escucharon los grillos, hice lo único que sé hacer con un micrófono en la mano.

Como si estuviera frente a la maestra de primer grado, dije:

-      Can I sing a song?

Y arranqué a cantar.

Me fui con la primera estrofa de “Moliendo Café”.

...Cuando la tarde languidece renace en la sombra…

Acto seguido, contesté la pregunta, o más bien lo que me dio la gana.

Pero  ya a nadie le importó.

Fue un momento bochornoso, pero salí del escollo con cierta dignidad y musicalmente.

Como dije al principio:

Los obstáculos en la vida, son la vida.

Este es un insignificante ejemplo.

Otro día haré una reflexión más profunda sobre el tema.

Aquí les dejo la canción venezolana. (letra de Hugo Blanco interpretada por José Luis Rodriguez)
http://www.youtube.com/watch?v=8H-MjfHraEE

domingo, 8 de septiembre de 2013

CANTO A LA VIDA


Los fines de semana disfruto el despertar.

Con la luz dorada que se filtra por las cortinas.

El rumor acompasado de la respiración de mi bienamado.

Nuestras tibiezas cercanas, que se rozan entre el sueño y la vigilia.

El instante divino en que, en medio del éter, me acuerdo que es sábado, o domingo,  y me hundo y me ahogo en  un mar de  sábanas.

La cola alegre de Sancho que suena como un tambor al más leve movimiento.

No hay nada más alegre en el mundo que la cola de Sancho.

El fin de semana, es un espacio de tiempo lleno de encanto y cotidianidad.
 
 Un café sin prisa.

Un desayuno copioso.

Movernos  dentro la casa, como peces entre corales y algas, flotando en el tiempo libre.

Y así pasan las horas.

Redondas de momentos llenos de familiaridad compartida.

Un vino aquí, una siesta allá, un poco de televisión, una conversación, un silencio,  un libro, una receta inventada, un paseo cuando todavía no hace demasiado frio, la presencia amada.

El fin de semana es una renovación perenne.
Cuando llega, un principio.
Cuando se acaba, un deseo
Los fines de semana son un canto a la vida.
Así de simple.

"Canto a la Vida"  el artista (venezolano-catalán) es Roberto Duró, uno de las personas que mas he admirado en la vida. El cuadro le pertenece a mi hijo Santiago, lo tengo en custodia, y hoy en día llena de luz mi casa y mis días. Lo elegí para ilustrar esta entrega, en su memoria.
 

 
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domingo, 1 de septiembre de 2013

STRUDEL DE MANZANA


 
Hoy me comí el mejor Strudel de Manzana con helado de vainilla y crema, que había probado en mucho tiempo.

No sé que tendría, aparte de las calorías,  pero  me supo a muchas cosas que me gustan.

 
Me gustan  las almas apasionadas.

Me gustan las personas que tienen espacio interno.

Como los árboles.

Me gustan las voces graves.

Y los hombres reservados, como él.

El que se sienta aquí a mi lado.

Me gusta cuando un poema inaugura mi día.

Y me eleva.

Me gusta dominar el horizonte.

Me gusta la compañía de los que saben acompañar.

Hasta con su silencio.

Me gustan los irreverentes.

Me gustan los mundos imaginarios.

Imaginar es más importante que respirar.

Me gusta cuando la llamarada de la creación

Me quema.

Me gustan los soñadores:

Almas aéreas.

Me gusta habitar mi casa desde un rinconcito.

Me gusta cuando la magia se declara en emergencia

Y me arrastra.

Me gusta el Strudel de manzana con helado de vainilla.

Me gusta el río.

Me gusta el misterio de un día feliz.
Sancho en el rio. Bragg Creek, recuerdo de un día feliz en que comí Strudel de Manzana.