El domingo
pasado mi esposo y yo fuimos a un
restaurant de mariscos.
Yo dije en tono decidido: comamos todo lo que queramos
menos postre. Y dicho esto, hice una disertación de que no valía la pena comerse
esos postres gigantes que sirven aquí,
que las tortas de restaurant eran unas bombas calóricas y en verdad, no
son tan buenas así, que se ven mejor en las fotos de lo que son. Mi esposo
dijo, yes dear y aceptó
el trato. Él, como buen “borracho” que
se precie, no come dulce, como decimos en Venezuela.
Será porque vamos
poco a restaurantes aquí en Canadá, que ese día nos volvimos locos. En Caracas,
no perdonábamos ningún fin de semana, y comíamos fuera de viernes a domingo. Aquí
en Calgary, justamente por el “no drink and
driving”, la pereza de manejar, pues la verdad preferimos quedarnos en casita
tranquilamente. Pero, cuando vamos a comer, pues nos concedemos casi
todas las indulgencias.
Así fue, nos comimos
toda la bandeja de pan y pedimos otra. De entrada, hongos rellenos de cangrejo;
de plato principal, cola de langosta,
con camarones rebozados en coco, acompañados
de pasta con camarones y salmón, todo esto acompañado con ensalada de la casa. Como
el plan era no comer dulce, pues, la verdad no me sentía tan culpable. Además de que por fin, una comida preparada
por otra persona que no sea yo. Todo sabe mejor si lo cocina otra gente.
Cuando nos retiraron
el servicio, nos dieron los bol para limpiarnos las manos, etc, y la mesera nos
preguntó si queríamos postre. Mi esposo, como sabía de nuestro pacto, o mas bien, mi decisión unilateral, pues ya estaba diciendo: No thank you.., cuando lo interrumpí
diciendo como si nada: Please, I would
like an Apple Crumble a la Mode.
Mi esposo se quedó de
una pieza y cuando la mesera se retiró me dijo cínicamente: Once you make up your mind, you really don’t know what you will do next,
do you dear? O en otra palabras, después que tomas una decisión, nadie sabe lo que
vas a hacer, querida.
Y yo le dije: Meen, es
que a mi me gusta vivir mi vida espontáneamente.
Cosa que es
absolutamente cierta, por eso no hago listas, ni planes a muy largo plazo,
prefiero dejar que la vida se planifique sola y dejar espacio para la magia.
Nos reímos.
Todo esto viene a
cuento porque esta semana estamos confrontando una muy delicada decisión. Ya
está tomada. Me aterroriza porque es lo que se llama un sistema frágil, como los cohetes que mandan a la luna, las posibilidades
de que algo salga mal son mínimas, pero si algo sale mal, las consecuencias son
catastróficas. Espero que salga todo perfecto porque se trata de la salud.
Me trajeron mi Apple
Crumble a la Mode, y a él su Spiral
Chocolate Cheese Cake (no se iba a quedar atrás)
Ojalá que la vida
fuera tan fácil como decidir entre comer postre o no. Pero, no es así.
Nos miramos a los
ojos, por un momento olvidé el susto que tengo dentro y devoramos nuestros dulces con fe, complicidad y devoción.