viernes, 25 de noviembre de 2022

ASUNTOS SIN IMPORTANCIA

 


Por fin, después de más de treinta años de trabajar en mi profesión, en Caracas y Canadá, me ascendieron y logré mi posición soñada la cual vino con aumento de sueldo: 

Gerente General de Asuntos sin Importancia.

Esta meta hoy lograda, me la propuse hace más de veinte años, cuando en Caracas, en la empresa de ingeniería donde trabajaba, me tocó ser responsable de la minuta de una reunión con el cliente.


La líder de disciplina, Carmen recuerdo, me enfatizó concienzudamente: anota todo, TODO, lo importante.


Tomé libreta y pluma, y afiné mi atención.


El tiempo pasaba, se discutía sobre las fundaciones, las tuberías, la excavación, el volumen de concreto y la verdad, nada me parecía particularmente importante.


Entonces, como suele sucederme, sucumbí a una de mis ensoñaciones.


En ese preciso instante comenzó lo que siempre me ha cautivado mucho más que los números y los gráficos de mi trabajo: la experiencia humana.


Me fijé en los ojos tristes de la Ingeniero Robles, ¿tendrá alguna pena?, pensé; también me pareció importante el rostro cansado del Ingeniero Gil, creo que necesita vacaciones; y ¿cómo no quedar cautivada por la voz grave y seductora del director de Control de Proyectos? 


Esto último en verdad si fue bastante importante, porque, no lo sabía entonces, pero aquel señor británico tan interesante iba a ser mi futuro esposo.


Al terminar la reunión, la minuta estaba en blanco.


Si no me botaron fue porque bueno, al final mi memoria es una semi ficción, y probablemente borroneé algo en la libreta.


Creo que fue en esos tiempos cuando descubrí la importancia de las cosas “sin importancia”. Esas que hoy en día, si desaparecieran de mi vida, me dejarían sin universo.


En mis tiempos en la oficina, claro, era vital mantener mis horas facturables y productivas, de eso dependía mi cheque de quince y ultimo.


Hoy en día, desde la Gerencia General de Asuntos sin Importancia, eso no ha cambiado mucho, lo que si se alteró exponencialmente fue el concepto de productivo y facturable.


Productivas son mis horas plácidas y creativas, esas que contribuyen a la tranquilidad de mi ánimo.


Facturable es todo lo que suma a mi abundancia interior.


Como la que me dejó aquel inglés de voz grave y seductora, cómplice de todas mis ensoñaciones.

 

jueves, 17 de noviembre de 2022

LA CHUPETA

 



 

Dedicado a Aura Elena,

quien me inspiró este “momento mágico”.

 

Después de las celebraciones, todos salimos de la fiesta con un regalo de salida: una chupeta.


Así se llama en mi país, pero creo que en otras latitudes se le conoce como paleta, chupete, o chupetín.


Por definición se trata de un caramelo sólido y redondo, sostenido por un palito que sirve de mango.


Pero esta chupeta que nos dieron a todos quienes asistimos a la fiesta, es diferente, aparte de colorida, dulce y enorme, es especial.


Yo no he hecho sino disfrutar de ella desde que llegué, sola o acompañada.


Como dije al principio, esta chupeta que recibió cada invitado es muy singular, no sólo por su dulzura, sino porque tiene una característica extraordinaria.


Es infinita.


Dura para toda la vida y más.


Es un caramelo hecho de tiempo bien vivido, de amor, de amistad, de música, de abrazos, de familia, de bendiciones.


Es la chupeta de los buenos recuerdos.


Gracias a mi hijo Santiago y su esposa Alba, por tan maravilloso regalo de salida después de su boda.


Aquí sigo y seguiré por mucho rato…disfrutando de mi chupetota.