martes, 11 de junio de 2019

MIRAR POR LA VENTANA




Mi sobrina, quien vive en Vilassar de Mar, cerca de Barcelona, España, estuvo de visita en mi casa, en la ocasión del bautizo de Natalia.

Es la madrina de mi saquito de azúcar.

Vino por muy corto tiempo, como una exhalación pues…

Muy temprano en la mañana, producto del jetlag, me la encontraba sentada en una esquinita de mi casa, con un café, mirando por la ventana.

Plácida, sin celular, desconectada de su trabajo (trabaja mucho) y del mundo, disfrutando del olvidado placer de la contemplación.

Ella misma se sorprendió del encanto de esa pausa silenciosa.

Desde mi ventana se ve el cielo, el verdor, pero también, desde mi ventana mágica, se admiran las aves más sublimes, los pensamientos…

Ana me dijo: “!Qué maravilla! ¿quién tiene hoy tiempo de mirar por la ventana?”

Es el mal de nuestros días creo.

Todo el mundo anda “estresado” y “muy ocupado”.

Incluso yo misma, ahora que no soy esclava del mundo corporativo, igual cargo todos los días con mi “morral de angustias”.

Mi esposo me decía: “you always find something to worry about, lovely one”.

Y eso no ha cambiado, quiero decir su presencia y mis angustias, más bien, ambas se han exacerbado.

Estoy clara que eso que llaman “stress” es una carga auto impuesta.

Pero es inevitable, como buen “Buey” que soy, según el horóscopo chino, cada mañana, al abrir los ojos, me pongo mi pesado “morral de angustias”.

A veces el cansancio de cargar con ese saco de piedras a mi espalda, me distrae del sencillo placer de mirar por la ventana.

Ana me lo recordó. Mirar por la ventana es una buena manera de liberarse de esa odiosa carga.

No sólo sirve para respirar y observar la vista bucólica de afuera, sino más bien para conocer o reconocer otra vista, los Pensamientos (también flores de mi jardín), y otro paisaje, el interior.

Ese que cambia día a día, en cada recodo del camino.

Ese que hay que “alivianar”, mientras se pueda.

Bien decía Carl Jung palabras más o menos: “el que mira hacia afuera sueña, pero el que mira hacia dentro, despierta…”

Y mientras escribo estas líneas, una bandada de pensamientos, pelícanos, blancos, elegantes, enormes, soberbios en su vuelo, pasan por mi ventana.

Gracias Ana y vuelve pronto…