¡Lista!
Ya me puse mi
segunda dosis de la vacuna de Covid-19 y siento una mezcla entre alivio y
agradecimiento. Alivio conmigo misma, con mi familia, mis amigos, mi comunidad
y el planeta.
La historia de la humanidad nos dice que las vacunas erradican enfermedades.
Pero quisiera
compartir una pequeña reflexión mientras esperaba mi turno.
Me reconfortó
ver la gran cantidad de personas haciendo paciente y ordenadamente su
cola. Gente de todas las edades,
personas en sillas de ruedas, mujeres embarazadas, familias.
El personal de
enfermeras, voluntarios, ofreciendo un servicio impecable, amable, todos con
una sonrisa en sus ojos. Ese gesto cálido, tan honesto que hasta se reconoce detrás
la mascarilla y que nos conecta como seres humanos.
Allí, en la fila para vacunarme, sentí una profunda y conmovedora sensación de solidaridad, de comunidad.
Estamos juntos en esto y saldremos juntos de esto.
Una vez leí que,
en este bello país, Canadá, a diferencia de otras naciones, el héroe es la comunidad.
Incluso, en la casa de las Américas, en la sede de la OEA, donde están las estatuas de los héroes y figuras prominentes de cada país como Bolívar, Rubén Darío, Gabriela Mistral, etc., la escultura que representa a Canadá es un Inukshuk, un símbolo de las Primeras Naciones (First Nations) que representa un punto de referencia para ayudar a comunicar al caminante, las zonas de buena pesca y caza.
Una escultura de piedras, que ofrece guía a la comunidad.
En otra de estas instituciones mundiales, Canadá
eligió una estatua en homenaje a las
enfermeras de la Segunda Guerra Mundial.
Sentido de
comunidad.
No podía ser de
otra manera. Sin trabajo en equipo, sin sentido de comunidad, una sociedad no
hubiese sobrevivido a la severidad del clima y a la inmensidad de este
territorio, la mitad congelado.
Y, en fin,
viendo a todas estas personas a mi lado, esperando a recibir su vacuna y al
personal médico haciendo su trabajo, no sólo con mística y dedicación sino con
una sonrisa en los ojos, pues salí de allí con una gran sensación de esperanza.
Esta pandemia
ha llenado de dolor y desolación al planeta, pero la solidaridad, la ciencia,
la mística, la generosidad, el afán de protegernos unos a otros con las vacunas, hará que el espíritu humano prevalezca.