lunes, 18 de mayo de 2020

POSPONER




Dedicado al Padre Pedro Alberto, 
de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Badahoz. 
Su presencia espiritual en mi casa y en mi alma ,
durante esto tiempos de pandemia, 
ha sido reconfortante compañía.

Posponer significa: poner después.

Y en eso estamos, ahora, en tiempos de pandemia, y siempre.

La vida es un continuo posponer.

Nadie escapa a los cambios de agenda del destino.

No es negociable.

Los contratiempos abundan y antes de la pandemia, cuántos no tenían ya sus vidas pospuestas, por enfermedad, muertes repentinas de seres amados (lo certifico), problemas, obstáculos de cualquier índole.

Lo he dicho antes, los obstáculos en la vida, son la vida.

Pero la palabra posponer, contiene en sí, redención, esperanza.

El ser humano está hecho de grandes esperanzas.

El “poner después” implica que se trata sencillamente de una pausa en el camino.

Habrá un después.

Y ante las dudas, que siempre son más que las certezas, y que en tiempos de incertidumbre se acrecientan,  pues siempre hay un puente.

El de la Fe.

Esa palabra tan cortica, pero extensa en su significado y que, “como el amor, se encuentra cuando uno menos la espera”, como dijo George Sand (nombre de pluma de Aurore Dupin).

Pues sin fe, realmente es muy poco lo que uno tiene.

Si uno se conforma solamente con lo que entiende con su intelecto, o lo que se comprueba científicamente, pues, se pierde uno de la delicia de entregarse a un misterio.

El de la vida, el del amor, el de la muerte inclusive, el de la fe.

Confío en el espíritu inquieto del ser humano.

Después de esta pandemia, volverán todos los proyectos  de pasión pospuestos.


Frutos del sublime espíritu humano, que se crece en su infinita sed de creación.

Habrá un después.

Y más allá, otro aún más glorioso.

“ No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.”
(Salmo 91,5-6)