miércoles, 17 de agosto de 2022

EL FILÓSOFO

Socrates, Escuela de Atenas

 

Cuando me hacen preguntas como ¿Por qué existe algo y no más bien nada? me empieza a doler la cabeza.


Mi biblioteca a veces me invita a releer libros olvidados, y en este caso acepté esta invitación a la filosofía, como él mismo autor la describe, “Las Preguntas de la Vida” de Fernando Savater.


Aclaro que la filosofía es una disciplina que me apasiona, pero de la cual me declaro completamente neófita e incompetente.


Pero aparte del disfrute de toparme con Sócrates de Alopece, Tales de Mileto y Platón de Albóndigas (un toque de humor gracias a mi hermano QEPD), esta gimnasia mental de leer filosofía coincidió con la visita a mi casa de un verdadero filósofo.


Al principio me sorprendió su seriedad y su voz grave, pero de inmediato salió a la luz su verdadero temperamento alegre y su poder de cuestionamiento. Es la tarea de un filósofo creo, cuestionarlo todo, para después aclarar, o, todo lo contrario.


Mi visitante estaba siempre en busca del porqué de las cosas.


¿Por qué es un árbol? ¿Es un árbol o es tu árbol?


¿Por qué comemos? ¿Por qué nos divertimos?


Si somos seres vivientes, formado por átomos, me pregunte a mí misma ¿Por qué sonreímos? Los átomos no sonríen, concluí. ¿Y entonces?…¿el alma? Pero no quise transitar ese camino, por ahora…


Pero las preguntas seguían desbordándose, las de mi visitante y las que generaba en mí.


El bombillo da luz, pero no es la luz.


El tiempo esta bonito hoy ¿Qué es el tiempo?


En fin, los escépticos, relativistas, solipcistas (ni siquiera sé que es), racionalistas, etc, se quedaron cortos con mi visita.


Ni siquiera es posible decir como Sócrates, “sólo sé que no sé nada”, porque mis respuestas se agotaron.


¿Y por qué no sabes nada? Si no sabes nada, sabes algo. (decían los escépticos creo)


Es la tarea del filósofo, dudar ad infinitum, hasta encontrar un camino o el camino. Aprendí que la palabra método significa eso, camino.


El mío fue darle un abrazo a mi pequeño visitante y sonreír con todos mis átomos a sus insistentes “¿por qué?”


Quizás ya lo adivinaron, pero les doy la primicia.


Mi visitante se llama Diego, es mi sobrino, tiene dos años.

domingo, 7 de agosto de 2022

MI ANIMAL ESPIRITUAL



Bisonte de  Jason Carter, artista de Little Red River Cree Nation, Alberta, Canada

 

Ayer me comí a mi animal espiritual.


Mi hija me lo recordó después de haber disfrutado inmensamente una hamburguesa de bisonte.


Uups.


Sí, hace tiempo que el bisonte me eligió para ser mi animal espiritual. Su significado es fuerza, abundancia y calma interior. Y sí, ellos lo eligen a uno.


Por mucho tiempo pensé que yo era buey, por ser mi animal del horóscopo chino, pero también ya hace rato que me liberé de la carga y no pienso aceptar más, si puedo evitarlo.


Mis hijos y amigos se ríen de mi cuando les hablo del tema.


Mi hijo dice que su animal espiritual es el mapurite y un buen amigo bromea diciendo que el de él es el chipi chipi (molusco diminuto que se come en sopas en Venezuela). No hay nada risible en el tema, pero igual me hacen gracia sus comentarios.


Para muchas culturas ancestrales y los First Nations de mi país adoptivo Canadá, los animales espirituales son guías, seres etéreos cuyos poderes protegen, guían, sanan.


Son aliados intuitivos que nos dan su asistencia en este largo o corto, viaje de la vida.


Ellos mueven capas ocultas de nuestros pensamientos.


La esencia de cada animal espiritual provee percepciones que, sutilmente tocan nuestras almas y nos ofrecen un especial discernimiento sobre nuestros propósitos en esta vida terrenal.


Sí, suena esotérico, pero para mí es más un asunto contemplativo.


Mi animal espiritual me ayuda a tener una visión positiva de mi vida.


Mi bisonte me habla, me acaricia, me centra, me consagra.


Después que degusté con especial placer mi hamburguesa de bisonte, y después del recordatorio que mi hija me hizo, me sentí un poco culpable.


Tuve que hacer un acto mezcla de arrepentimiento, gratitud y comunión.


Pero le pedí a mi Bison, que me siga dando su fuerza, determinación y llene mi vida de serenidad y abundancia.


Al final estoy segura de que mi bisonte entenderá que…barriga llena, corazón contento.


Es otra forma de recibir su abundancia.

 

PD: Los invito a que se dejen descubrir por su animal espiritual.