En adelanto al cumpleaños de mi amado en su cumpleaños,14 de febrero, 2021
La siesta es un lugar de mayor plenitud.
Como la muerte.
Un lecho infinito donde amor y poesía se confunden entre las sedas del tiempo.
Mi amado
esposo, cada sábado, después de unos cuantos gin&tonics y la inigualable “comfort
food” que él cocinaba, como a las tres de la tarde, me decía, con su seductor
acento británico, palabras que inventábamos: me voy a “siesticarrr”, arrastrando
esas r’s deliciosamente.
Y así, con esa
sensación de placidez e inmensa satisfacción que lo acompañaba cada sábado cuando subía a
nuestro cuarto para dormir su siesta, así lo contemplo ahora, en su siesta
larga, entre las sábanas del tiempo, en delicioso reposo, etérea somnolencia de
misteriosa plenitud, privilegio de los que se han ido.
Allí lo
imagino, esperándome, soñándome…tal vez…
“y la
siesta que sigue a todo eso, la del amor que es la más honda de las siestas
allí donde los cuerpos entran en su reposo de hermanos siameses, brazos y
muslos y manos cruzándose, imbricándose en la pérdida final de toda identidad,
nirvana de almohadas confusas...”
Julio
Cortázar