viernes, 20 de julio de 2012

ZAFARRANCHO PARTE II

 Lo que respondió  Álvaro Manuel:

-Te lo juro mi amor, estaba en La Oficina, y si lo sabes todo, dime...¿Cuál es la capital de Groenlandia?  -

El misterio de la oficina:

“La Oficina”, era un bar que quedaba en la Av. Francisco de Miranda en Caracas, donde íbamos, a veces, después del trabajo. Cuando yo, sola y divorciada, a veces llegaba tarde a la casa, y mis hijos pequeños me preguntaban que dónde estaba, yo decía, sin mentir, que en La Oficina. Hasta que mi hija de cinco años un día llamó y la recepcionista le dijo que yo ya me había ido hacía mucho rato.

Mis hijos siempre han sabido que soy una mama imperfecta.

El chiste de “Lo sé todo… ¿Cuál es la capital de Groenlandia?” le encantaba a mi papa y yo todavía me rió recordándolo.

Parecido al que le hace mucha gracia a mi esposo,  acerca de un señor que puso un aviso en el periódico diciendo:

“Britannica Encyclopedia for Sale,
getting married soon,
future wife knows f***ing everything”

Sophia Manuel, es una empleada de mi oficina, a quien no conozco, pero que me mandó un mail hace poco. Su nombre, además escrito con elegante tipografía gótica, me pareció muy interesante, como de artista, así que decidí utilizarlo. (le cambié una letra)

Y por último, la palabra zafarrancho, tan sabrosa y tan utilizada en Venezuela, la tenía atrapada adentro, no sé si por ganas inconscientes de formar uno de verdad.  Si es así, alguien se salvó, probablemente mi hija o mi esposo, y yo, ya me la saqué del pecho. Así funciona mi terapia de escribir.

Gracias por su paciencia por este particular desastre de magic moment.

Creo que me voy a tomar unos días de descanso.

Hasta la magia necesita vacaciones.

jueves, 19 de julio de 2012

ZAFARRANCHO

Álvaro Manuel  llegó tarde a la casa y entró de puntillas  para no despertar a su esposa, Sophia Manuel.
Álvaro Manuel, le había dicho a Sophia Manuel, que se iba a quedar hasta tarde en la oficina.
Al abrir la puerta de la habitación, Sophia Manuel, lo confrontó y le dijo:

-  ¡Lo sé todo!
Y le formó un zafarrancho.
Mi momento mágico de esta semana es haber escrito algo con la palabra “zafarrancho”, que por alguna razón he tenido instalada en mi cabeza. (mi esposo se preocupa cuando le digo que zafarrancho significa fight and destruction)
Posiblemente estoy perdiendo mi cualidad, o calidad mágica. Disculpen y si quieren me forman mi zafarrancho.
Zafarrancho. ¡Que palabra tan divina!
(en la próxima entrega les contaré la respuesta de Álvaro Manuel y la verdad sobre la oficina)




(Zafarrancho: Riña, destrozo)

sábado, 14 de julio de 2012

ANIVERSARIO Y CONFIDENCIAS

Hace ya un año tuve un impulso  y creé este blog. Le puse el nombre que primero vino a mi mente, Calle de Eco. Era el título de un cuento que alguna vez quise escribir, sobre un “te amo” que se quedó flotando en una céntrica calle de Caracas, todavía por ahí debe andar rebotando. 

Como muchos proyectos en mi vida (una obra de teatro sobre la comunicación y sus barreras, un libro de cuentos de Navidad que escribí hace mil años, un libro poético/ fotográfico sobre las raíces con formas extrañas de Venezuela, que se titularía, Raíces de Venezuela, hoy lo haría Raíces de Canadá; un libro de pensamiento creativo en la oficina, etc) , aquel cuento quedó inconcluso.

Soy buena para los inicios pero malísima para concretar.

Por eso este blog ha sido mi salvación, pues sin darme cuenta, escribo. Son borradores realmente, inacabados y sin mucha pulitura, pero al menos intento que sean honestos y sencillos. También trato, y esto es lo más difícil en el acto escribir, de despojarme del ego. No hay nada que ocasione mas rechazo que encontrar arrogancia en un escrito.

A veces no puedo dejar de presumir del amor, porque realmente, nunca pensé encontrarlo y la vida me premió por alguna razón que desconozco.  


También presumo de mis hijos, porque son bellos y  buenos. La más importante cualidad de una persona es la bondad.

Últimamente presumo de Sancho.

En un año he escrito sobre muchas cosas sin importancia, que son las que realmente importan.

También, en mi blog, hay presencias constantes  del mas allá que me encanta evocar;  mi papa, caballero de fina estampa, mi mama, mi hermano Rafael que murió súbitamente hace 6 años. Creo que son los únicos miembros de mi familia cercana  que visitan este blog. (A mis hijos a veces los obligo, jajaja)  

Pero les digo, este blog me ha hecho muy feliz. Desde el momento que detecto un potencial momento mágico y se va hilando solo; cuando lo plasmo, lo lanzo, lo leo, lo releo, me peleo conmigo misma por las repeticiones y la sobre adjetivación. Todo el proceso me encanta.

 A veces recibo comentarios muy generosos y amables.


Así como algunas personas cuentan el dinero en sus cuentas bancarias, a mi me encanta contar mis visitas. Me parece mágico que me lean en Austria, en Rusia, Alemania, en España, en Chile, México, Corea del Sur, a veces hasta en Venezuela.

¡Gracias!

Cada comentario, cada visita, ha sido en mi alma, una pequeña detonación de alegría.  Me sorprende tanto que alguien se tome el trabajo de leerme, pues no ofrezco gran cosa, ni recetas, ni fotografías, ni tips de decoración, nada, solo un pocotón de tonterías.

 Les agradezco de corazón. Hacen que mis palabras no se queden en el eco solitario, como aquel “te amo”.

¡Gracias!

Y como, esta entrega está muy seria y en mi última entrega prometí otro chiste del repertorio de mi hermano Rafael (Q.E.P.D), aquí se los dejo:

Robaron una joyería y cuando llegó la policía, en la escena del crimen solamente estaba un borrachito, a quien se llevaron detenido.

En la jefatura, comenzaron a interrogarlo, metiéndole la cabeza en un tanque de agua.

-      ¿Dónde están las joyas?

-       Y el borrachito salía casi ahogado, escupiendo agua y no decía nada.  Los policías volvían a sumergirle la cabeza en el agua.

-      ¿Dónde están las joyas?

Y así lo tuvieron toda la noche. Hasta que la final:

-      ¿ Dónde  están las joyas?

-      Se lo juro Señor Oficial,  yo allá abajo no veo ningunas joyas….
(contado por mi hermano sonaria mejor, claro)

Gracias por un año donde la recompensa de prestar atención a lo sin importancia, se ha convertido en profundo deleite.

martes, 10 de julio de 2012

¿ZAPATO O SOMBRERO?



Hace poco le formé un escándalo a mi hija porque llegó a la casa con unos zapatos demasiado caros para su presupuesto.

Creo que mi reacción intempestiva fue el reflejo de mi propia culpa. También yo hice una compra superflua y costosa esta semana, un sombrero vaquero, para renovar mi look de Stampede, las fiestas patronales de Calgary.

Y es que, así como los zapatos son elegancia instantánea, los sombreros son fantasía instantánea.

Yo  adoro los zapatos y mientras menos diseñados para caminar, mejor.  Confieso que me encanta la sensación divina de sentir unas bellas sandalias de noche, con tacón altísimo; o ponerme, como guante, unas botas de cuero italiano; o subirme a unas plataformas de color fucsia. Pero si tengo que elegir, siempre me inclinaré por la fantasía.

Así que, desde el viernes pasado, mi vida transcurre debajo de mi sombrero vaquero. Voy a todas partes, al parque, al mercado, hasta a la oficina, con mi sombrero de fantasía. Casi duermo con él puesto. Lo tengo atornillado.

Y es que cuando me pongo un sombrero, se produce una especie de quiebre instantáneo con  la realidad. Siento cosas diferentes, el tiempo es otro y todo lo que sucede a mi alrededor, se convierte en un cuento. Con mi sombrero, siento que el mundo entero quiere jugar.

El solo hecho de ponerme mi sombrero, hace que me sienta de vacaciones: vacaciones de la realidad.

Así, sin mucho más que decir en esta entrega, pues  continuaré jugando con el mundo por ahí. Jugaré a ir a la oficina en mi caballo, a detener a unos bandidos,  a encontrar las joyas.

 (Me acabo de acordar de otro chiste de mi hermano Rafael, sobre un ladrón de joyas, lo dejo para la próxima entrega)

  En fin, pareciera que hay dos tipos de persona ¿zapato o sombrero?

!Sombrero!

Mi hija no dudará en decir zapato (pies en la tierra) así funcionamos y así también nos queremos.

miércoles, 4 de julio de 2012

DIEGO Y EL MAR


No soy lo que se llama una persona muy popular. Será porque, si me examino descarnadamente concluyo que soy un poco criticoncita (y en verdad creo que la critica siempre es destructiva, hasta la constructiva), un tanto chismosita (pero sanamente), y a veces rencorosa( trabajando en ello), ah y se me olvidaba, interrumpo mucho (aunque como le digo a mi esposo, no es que yo interrumpa, es que la gente sigue hablando mientras estoy interrumpiendo). 

Pero aparte de todo eso, yo soy chévere (ja ja).

Quizás por todo lo anterior, mi vida social, aquí en Canadá, es casi nula, pero, a Dios Gracias, porque hace tiempo descubrí que la vida social, no me hace feliz.

En fin, será por eso, que me he dedicado a alimentarme y a divertirme con  cosas insignificantes.  

Y es que las cosas sin importancia son agentes de inmensidad. Actúan como lentes magnificadores (magnifying glasses), telescopios, que revelan el mar de las cosas inolvidables.

Pude recoger dos de esos mares, con mi telescopio de cosas insignificantes, anoche, apenas.

El primer hallazgo de la noche tiene el nombre de Diego. Un muchacho humilde, que prácticamente se crió con nosotros en la casa de mis padres en Caracas y que ayer me envío unas palabras de agradecimiento, por un regalito  tonto que le mandé por su graduación del colegio.

No era un regalo caro ni lujoso, una pluma grabada con su nombre, pero creo que para él, fue muy especial, porque fue el primero. Cuantas veces he dado regalos a quienes lo tienen todo, que no han merecido ni unas gracias, ni por educación.   

Las  sencillas  y sentidas palabras de agradecimiento de Diego, me dejaron haciendo pucheros. Con mi telescopio de ver las cosas pequeñas, pude ver la gratitud en su dimensión  más oceánica.

El segundo momento mágico que capté con mis catalejos de cosas insignificantes,  sucedió en el  museo de los troncos y las raíces: el parque, donde anoche fuimos a pasear al divino Sancho. 


Mi escultura favorita es La Bailarina, la que domina los  árboles desde las alturas y en las tardes de viento, baila con el rumor de las hojas.





Caminamos en silencio, para no caer en la tentación de interrumpir. Silencios unánimes y salvadores. Quienes no se entienden a través de los silencios, mucho menos lo harán a través de las palabras.  ( leído por ahí)

Sancho mueve la colita y olfatea todo.

Mi esposo sonríe.

Yo, a veces cierro los ojos y escucho entre las hojas, el sonido lejano del mar. 

domingo, 1 de julio de 2012

LA BIBLIOTECA DE LOS OLVIDOS


Hay olvidos que definitivamente hay que olvidar, otros que duermen.

Me puse en dieta de computadora. Anoche le dije a mi esposo que iba a mirar las noticias y los mails por diez minutos y que después apagaría la computadora por el resto de la velada y que, si me veía haciendo trampa, me pegara, hit me.

-       Alright – dijo entre sorprendido y entusiasmado.

Y es que siento que me estoy volviendo obsesiva con internet y estoy atrapada en un circulo vicioso, entre las noticias de Venezuela, que sigo en al menos seis paginas diferentes, los mails, el blog, Facebook, Twitter, otra vez las noticias.

He notado últimamente, que dejo el periódico, uno de mis placeres favoritos, a medias; tengo como un mes leyendo un libro, que no he podido terminar, y otro por comenzar, del cual que no he pasado de la primera pagina; yo, que siempre me he sentido orgullosa de ser lectora simultanea. Todo por el vicio de la computadora.

Pero lo más terrible, lo más pernicioso, es que también he notado que he perdido referencias,  aliento poético (si es que lo tengo), y mis escritos se han tornado un tanto pedestres y rupestres. Creo que el exceso de computadora ocasiona falta de concentración, sed de inmediatez, apuro. Y el que anda apurado no puede pensar.

Lo bueno, de toda esta larga introducción, es que recuperé algunos olvidos.

Después de dos horas sumergida en el Globe & Mail,  y sin tocar la computadora, le dije a mi esposo.
-       See how many things I just learned by reading the newspaper?
-       Yes? - dijo  él – like what?
-       Well, I already forgot, but it doesn’t matter.

Risas de ambos y la semilla de este “magic moment”.

Creo que sucedió en uno de mis intentos de estudiar astrología hace muchos años, a lo cual renuncié porque me era imposible recordar tantas cosas.  Tiempo después aprendí que  no es necesario comprender, a primera vista, todo lo que uno lee, mucho menos recordarlo. Los misterios comienzan a revelarse,  aletargadamente, después que se impregnan con en el éter del sueño.  Fue cuando descubrí la “Biblioteca de los Olvidos”.

Tomos y tomos  de olvidos muy particulares. Alguno pueden ser tontos, otros profundos y ancestrales.  El olvido más importante es el de la muerte, como dijo Balzac, “La muerte es segura. Olvidémosla”. (frase que acabo de sacar de mi biblioteca de olvidos).

Lo importante de estos olvidos, documentados no en letras, sino en un lenguaje invertebrado y oculto, es que regresan, sin proponérnoslos, para responder preguntas que si ni siquiera nos hemos formulado.

Tengo muchos ejemplares de olvidos, en esta biblioteca que  guardo en algún lugar de mi psique.  También cenizas de  olvidos que sí he quemado, como dije al principio, ciertos olvidos es mejor olvidarlos.

Esta mañana,  sin darme cuenta, le comenté a mi esposo dos o tres artículos del periódico que leí concienzudamente ayer y que al ser interpelada, no recordaba. Ningún tema muy relevante, pero lo importante es que estaban allí,  a buen resguardo, en mi “Biblioteca de los Olvidos”.

Como decía Rainer Rilke y creo que ya lo mencioné en este blog anteriormente (disculpen si me vuelvo repetitiva, es culpa del Italiano Franco: Franco Deterioro), pero esta vez, de la biblioteca de mis olvidos, recogí  la cita exacta:

Y tampoco basta tener recuerdos. Es necesario saber olvidarlos y hay que tener paciencia de esperar a que vuelvan. Pues los recuerdos mismos no son aún estos. Hasta que se convierten en nosotros, sangre, mirada, gesto, cuando ya no tienen nombre y no se los distingue de nosotros mismos….