Tiene
un sonido temperado, largo, pacífico y de maternal dulzura, como el océano,
como la fotografía antigua que lo acompaña.
Es
el piano de mi amiga Gracia.
Antes
de entrar en la anécdota, me acabo de acordar de unos entrañables amigos de mis
padres, a quienes por casualidad de la vida, volví a ver en una foto que alguien público en Facebook.
Una
pareja muy glamorosa y simpática, Pedro Manuel y Argentina. Ella bellísima, con rostro inscrito dentro de los más
exigentes cánones griegos, matizados por la calidez de Mar Caribe. Él, un
hombre elegante, altísimo y delgado, y de paso usaba flux de rayas. Me dio mucha nostalgia ver esa foto y otra de
Don Juancho y Aida, otros maravillosos amigos de mis fallecidos padres. Mi
homenaje y respeto para ellos.
El
caso es que a Pedro Manuel, lo llamaban Chile, porque era largo y flaco y
estaba al lado de Argentina. Siempre me pareció muy ingenioso este
sobrenombre.
Y
hablando de sobrenombres, y como la mente es asociación de ideas, me viene a la mente otro, de un amigo de mi
hermano Rafael ( Q.E.P.D) a quien
llamaban “ Peón de Ajedrez”. No sé qué defecto tendría, el pobre, pero así lo
llamaban porque caminaba derecho y comía de lado.
Toda
esta introducción e historias
colaterales, porque hoy, estando de paseo
en bicicleta, porque así de ociosa es mi vida ahora que estoy desempleada y
tenemos el lujo de la Primavera, se me
ocurrió visitar a mi amiga Gracia,
Mi
amiga Gracia es chilena y en su casa hay un piano.
Mi
visita iba a ser muy corta, pero cuando entré a su casa, el piano abierto, me
sonrió de octava a octava. Una sonrisa
antigua y de marfil musical.
La
improvisada visita transcurrió muy grata, y ya cuando me disponía a ponerme mi
casco y continuar, pedí permiso para tocar el risueño piano.
Y
me senté y toqué mis valsecitos venezolanos, trastabillando aquí y allá, pero que me sonaron con ese otro aliento de océano, pacífico, temperado, salino y dulce a la vez.
Me puse mi casco, me monté en mi bicicleta y pedaleé hacia mi casa sobre el pentagrama sinuoso del rio
turquesa.
Gracias a Gracia y a su dulce piano.
PD: He estado perdida pero el carino es el mismo.