Decidí completar mi ciclo navideño con trillizos en lugar de quintuples. Creo que ya está esto muy empalagoso. Este relato es del 2001, y es poco conocido. Inspirado en la vida real. (lastimosamente con tantas mudanzas, el ángel debe estar en alguna caja, pero siempre con nosotros).
EL ÁNGEL SIN PUESTO
Terminó la Navidad y todos los adornos tenían que
regresar a la caja donde la mamá solía guardarlos. Gonza se puso un poco
triste. Tendría que esperar mucho tiempo para que fuese Navidad de nuevo,
además, la casa se veía tan alegre con el arbolito, el nacimiento, las luces.
Él le había insistido mucho a su mamá para que dejara la Navidad todo el año; a
él le parecía que todo era más luminoso en diciembre. Su mamá le había
explicado que eso no era posible.
-
La Navidad es sólo una vez al año y todos los adornos deben ir a
descansar en sus cajas para estar listos y radiantes para la próxima - le había dicho.
Así, Gonza,
no muy convencido, se despidió de los adornos que tanto lo habían alegrado,
mientras su mamá cerraba las cajas y las llevaba al armario. En verdad no podía
entender por qué no podían quedarse todas aquellas figuras tan lindas, por qué
la Navidad sólo era una vez al año, por qué la casa no podía estar alegre
siempre. Su hogar, aquella noche, le parecía un lugar descolorido y triste. En
cambio, su mamá estaba feliz porque, según ella, todo había vuelto a la
normalidad, todo estaba en su lugar. Como si lo normal, como si el orden fuese
la casa sin alegría.
-
Todo está en orden – repitió aliviada.
Excepto una
sola cosa. Cuando Gonza caminaba hacia su cuarto, tras una puerta, pudo ver un
cachito de lo que parecía ser un olvido de su mamá. Un angelito de madera, no
muy agraciado, de ojos negros y aureola de alambre, había escapado de irse
junto con los otros adornos a sus cajas. Gonza recordó que aquel era el ángel sin puesto. Así había dicho su
mamá cuando estaban adornando la casa.
-
Este angelito tan feo, todos los años aparece y nunca sé donde
ponerlo – había dicho su mamá – nunca consigo puesto para él, no encaja en
ningún lugar de la casa, es un ángel sin puesto.
Al final terminaba colocándolo en un rincón donde nadie
pudiese verlo. A veces en la cocina, otras veces en el baño de servicio. Este
año había ido a parar detrás de una puerta. Aquel ángel parecía no tener
lugar.
Para Gonza, aquel fue un descubrimiento fascinante. Como
si la casa hubiese recuperado la luminosidad de la Navidad con tan solo la
presencia del angelito, que a él sí le parecía hermoso. Tenía un traje azul y
su cara era feliz. Su aureola de alambre verde sin pintar, a él le parecía
brillante como el sol. Gonza se sintió inmensamente feliz de que al menos iba a
poder conservar la Navidad en su casa durante todo el año, claro, si su mamá no
se daba cuenta.
Pasaron los días y el angelito había corrido con suerte pues
aún permanecía colgado en su pared. Gonza miraba detrás de la puerta todas las noches antes de
dormir para despedirse de él y allí estaba. Gonza había escuchado aquello del
ángel de la guarda y pensaba que seguramente se trataba de él. Le rezaba y se
acostaba tranquilo.
Pero sucedió que un día, después de darle las buenas
noches a su hijo, la mamá de Gonza dio con el olvido y sin decir nada quitó el
angelito de la pared. Hasta tuvo ganas de botarlo, total, ella siempre había
sentido que aquel ángel no encajaba en ningún lugar de su casa y era la
perfecta oportunidad para deshacerse de él. Decidió guardarlo en una gaveta
hasta el otro día, al menos allí encerrado no perturbaba su orden. La mamá de
Gonza respiró aliviada, ahora sí, la casa lucía ordenada y con todo en su
lugar, sin ángeles de incógnito colgados en las paredes.
A la mañana siguiente, Gonza despertó inquieto. No sabía
bien lo que tenía, pero se sentía desganado y triste. Fue a mirar a su ángel de la guarda sin puesto que ya tenía
puesto y descubrió que sólo había un clavo en la pared. Gonza comenzó a
llorar desconsolado. Su ángel se había ido. Su ángel lo había abandonado. Ya no
estaba a su lado. Su casa se había oscurecido de repente. Sintió mucho miedo.
Corrió a buscar a su mamá. Balbuceando, trató de explicarle lo que estaba
ocurriendo.
- Mami, el ángel,
se fue…él ya tenía su puesto.. pero se fue…ahora la casa está oscura…mami, dile
que vuelva…dile que sí tiene un puesto…dile que no es el ángel sin puesto.
Entre
los sollozos de Gonza, su mamá pudo entenderlo. Caminó hacia la gaveta y regresó con el ángel.
-
¿Es esto lo que buscas? – le dijo a su hijo.
A Gonza le resplandeció el
rostro y con su sonrisa pareció
iluminarse toda la casa. Su mamá observó la tosca figurita de madera. Miró a su
alrededor, sus objetos, su orden, aquel espacio donde todo, pensaba ella,
estaba en su lugar.
-
Vamos a llevarlo a su pared, detrás
de la puerta – dijo Gonza – ese es su puesto.
-
No – dijo la mamá de Gonza.
-
Mami por favor, te lo pido, llévalo
a su pared, te aseguro que no te molestará, ni siquiera vas a verlo.
-
No – dijo la mamá de Gonza.
Gonzalo
se atemorizó, pensó que su mamá iba a botarlo, a ella no le gustaba aquel
ángel.
-
Por favor mami, no lo botes – gritó
Gonza.
-
No te preocupes, hijo – dijo – yo
solamente voy a colocar a este ángel en el lugar que le corresponde, mientras
se dirigia al pote de basura.
Pero, de pronto, la mamá de Gonza, dio un giro inesperado y cruzó
hacia el umbral de la puerta de entrada donde, a lo alto, había colgado en la
pared una valiosísima pieza antigua. La pieza perfecta,
adquirida en un viaje al Asia, que, según ella, le daba total armonía al hogar.
Pero ya no estaba tan segura. Tomó la lujosa pieza, la sacó de su clavo y en su
lugar colocó el ángel con su aureola de alambre.
A
Gonzalo no le cabía la sonrisa. La mamá miró a su alrededor y comprendió que su
casa jamás había estado tan armoniosa.
Todo en orden.
El ángel sin puesto, al fin encontró su
verdadero lugar.
Caracas 20 de enero de 2001
Y les dejo foto de nuestro paseo de hoy a Banff, un pueblo cercano |
Bonito este relato del año 2001 que rescatas y preciosos recuerdos de tu hijo y de ese ángel que citas.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias fiel amigo Rafael! Espero estes disfrutando de unos dias navidenos muy placenteros!
BorrarUn abrazote!
Jajaja Natalia, Natalia. Me siento culpable por tu acorte de historias. Espero no haber sido yo el causante, Que sean historias tiernas no quiere decir que empalague. A mi no me empalagan. Bonita historia la del ángel que encontró su lugar. Un abrazo.
ResponderBorrarHola Roland, no jajajaja, no es tu culpa mi subito acortamiento de mis ternuras jajaja. Creo que ya tres era suficiente. Estoy trabajando en mi mente un breve mensaje Navideno para mis fieles lectores como tu. Otra vez,. mil gracias por estar aqui!
BorrarUn abrazote
Linda historia, el valor de las cosas no está en su precio, esta en el coste del esfuerzo, cariño, ilusión y aprecio. Creo que tu casa quedó mucho mas resguardada con un ángel fuera y otro dentro. Un abrazo
ResponderBorrarGracias Ester, asi es, no es el valor de las cosas sino su significado, lo que debe importar. Espero ese angel nos cuide y proteja a todos!
BorrarUn abrazote, ya cercano a la Navidad!
Preciosos relato, seguro que desde su nuevo pedestal esa ángel de ojos negros ha velado por toda la familia en todo su esplendor. Cariñosos saludos.
ResponderBorrarGracias por leer y comentar mis cuentos viejos, mi estimado Marcos. Es una epoca muy linda, cuando los hijos estan creciendo. Hoy en dia, gracias a Dios, mi hija y mi hijo son bellos por fuera y por dentro.
BorrarUn gran abrazo navideno! Todo lo mejor en estas fiestas y sobre todo mucha union, mucha salud, mucha solidaridad!
La ternura de los niños que siempre encuentran lugar para las cosas que a los adultos nos parecen insignificantes. Me alegro por el ángel!!
ResponderBorrarLinda narración.
Abrazos navideños.
Gracias querida Beatriz! XComo le dije a Marcos, es muy bonito ver como los hijos crecen y sobre todo, las cosas que uno aprende de ellos. Un gigante abrazo navideno! Que recibas un anno lleno de inspiracion, salud, amor y prosperidad!
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