A veces pienso que
necesito una brújula.
Pero no para que me
indique el Norte, porque eso, a estas alturas de mi vida, es inútil.
Para mí el Norte es
el Ávila de Caracas.
Los demás Nortes no
existen.
∞
El fin de semana mi
nueva vecina (y pronto ex vecina) escocesa, me soltó una lenguarada en “escoses” inescrutable. Como
no le entendía ni una palabra, yo sólo le hacía gestos y le decía: good, very nice, wonderful, y me reía. Mi esposo me miraba extrañado.
Cuando terminó la conversación
(creo que bruscamente), le dije a mi esposo que me tradujera.
La vecina me estaba
diciendo que la acababa de atacar un ejército de hormigas y que le habían picado
todos los brazos.
Gracias a Dios que
nos mudamos pronto, porque creo que comencé con mal pie, pero nos dio un ataque
de risa.
Esto es solo una anécdota
divertida, pues de lo que quiero hablar brevemente es de la brújula.
Un instrumento
fascinante, preciso, imprescindible para la navegación.
Hablo de otro tipo de
navegación.
La única que me interesa,
la del alma.
Me gustaría poseer una brújula que me
guiase.
A la sonrisa perdida.
Al abrazo oportuno.
A la disculpa
vencida.
A la palabra
acertada.
Al gesto amable.
A la risa soleada.
Al disparate preciso.
Y terminando este párrafo,
observo como una hormiga me pasa por al
lado, presurosa, como si tuviera una urgencia, como si supiera exactamente hacia
donde se dirige y para qué.
Como si tuviera una brújula.
El diligente insecto
me hizo acordar de la vecina escocesa, pobrecita.
Me eché a reír.
Mi Norte: El Ávila de Caracas |
ató el silencio.
Para sin lastimarme,
cavar una ribera de luz dulce en mi pecho
y hacerme el alma navegable”
“El Angel Bueno” Rafael Alberti
Querida amiga:
ResponderBorrarNo, no es una carta jaja lo dije por lo de tu comentario en mi blog ;) Bueno... No se que decirte... A veces uno quiere brújula y a veces uno quiere perderse. Yo soy de los que requieren brújula, pero con moderación. Quizás sea como la hormiga que sabe bien lo que quiere, pero otra cosa es que lo consiga. A veces la vida se empeña de crear ríos y barrancos, aunque en el fondo supongo que en realidad se lo buscó uno, no sé.
Me puse demasiado transcendente jeje graciosa anécdota la de la vecina :)
Apreciado y trascendente amigo, gracias por tu visita. No se por que me dio por las brújulas, creo que porque descubri que tengo una en el celular, y aquí cuando me explican direcciones en términos de Norte, Sur, Este, Oeste me pierdo mas rápido. Un abrazo, todavía pensando.
BorrarA veces, nosotros mismos somos como hormigas que andamos buscando el norte y sin brújula.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz día.
Hola Rafael, gracias por tu visita. Las hormiguitas son tan trabajadoras y organizadas, pero pican duro, que lo diga mi vecina jaja.
BorrarUn abrazo y que tengas un muy inspirado día.
Me gusta tu norte, yo tengo el mio que es cualquier norte, el de mi país, el de Europa, el de mi ciudad, el de mi casa. Para las hormigas harina, para ti una cerveza y unos pinchos. Y mi abrazo
ResponderBorrarGracias, Ester, tu abrazo llego derechito, como si tuviera brújula.
BorrarOtro para ti!
Las hormigas, los animales en general, en uestión de orientación nos llevan años de ventaja. No suelen perderse nunca y menos enb dudas existenciales, de las que no entienden ni falta que les hace...
ResponderBorrarUn relato refrescante para este verano de calor.
Saludos.
Hola jeromimo, ciertamente nosotros los humanos somos los complicados!!
BorrarUn abrazo veraniego
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