Una ilusión consiste
en tener esperanza de que suceda algo que uno anhela intensamente.
Y la palabra
anhelo, una de mis favoritas, como almendra, consiste en poseer un deseo vehemente.
Esta reflexión viene
al caso porque, de esas frases que cazo al viento con mi red de atrapar
mariposas (James Barrie), escuché de un sacerdote, que aparte de los miedos y
problemas, uno debe poner también las ilusiones en manos de Dios.
Me quedé
pensando.
Problemas y
miedos todos tenemos, pero…
¿Cuáles son mis
ilusiones?
Las tengo de
dos tipos, concluí.
Las de esta
vida y las de la próxima.
Una muy
particular ahora, es la boda de mi hijo, el próximo mes de octubre.
Mi ilusión es
que sean unos días gloriosos, de encuentro familiar y de amigos, cerca del mar.
¡Que el amor
envuelva a esos novios, en sus alas doradas, por siempre!
Pongo esa ilusión
en manos de Dios.
Una ilusión más
amplia para mí, es el deseo de encontrar siempre fuentes de inspiración, es mi energía.
En los niños,
mis chiquitos; en los ancianos, mis fuentes de sabiduría; en la naturaleza, la música,
las letras.
Pongo eso también
en manos de Dios.
Pero mi ilusión
más intensa va más allá de esta vida.
Es el encuentro
con el amor.
La gente se
pregunta cómo es el cielo.
Yo lo tengo muy
claro.
Encuentro cósmico,
choque de estrellas, música de pasodoble y de Led Zeppelin, aurora boreal.
Pongo eso también
en manos de Dios, en su momento…
Al final, creo
que Dios estará aliviado de recibir en sus manos ramilletes de ilusiones, en
lugar de tantas tribulaciones.
Creo que descubrí
otra manera de rezar.
Amen…
Un abrazo y el deseo de que se cumplan tus ilusiones.
ResponderBorrarGracias Rafael, mi mas solidario lector, creo. Gracias mil y que se cumplan las tuyas tambien.
BorrarUn abrazote!
Espero con el corazón que se cumplan tus ilusiones, así sea. Un abrazo.
ResponderBorrarAy mil gracias Beatriz, un abrazote!
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