lunes, 9 de mayo de 2022

SOPA DE LETRAS

 



Hice un suculento consomé con: pollo, un ajoporro cortado en trozos, seis ajos machacados, una cebolla cortada en dos, sal y pimienta blanca.


Lo dejé hervir un buen rato y aparte puse papitas y zanahoria a ablandar.


Desmenucé el pollo, mezclé todo y le agregué los ingredientes secretos.


Fideos de letras y una pizca de fantasía.


Una vez lista mi sopa de letras, se la llevé a mis nietos Tomas y Natalia que estaban con el virus (ya bien) con un mensaje.


Si se comían la sopa, muchas historias se iban a formar en sus barrigas.


Tomás, a sus casi seis años es bilingüe y está a aprendiendo a leer, así que eso de escribir historias en su barriga creo que le pareció muy interesante y se comió la sopa con especial deleite.


Natalia a sus tres años, se devoró la sopa sin mayores cuestionamientos literarios.


Toda esta experiencia literario-gastronómica, me inspiró un cuentico, lo comparto.



TOMMY Y LA SOPA DE LETRAS

 

-      AAAchis…. AAAA AH chis…

Tommy amaneció estornudando, así que ese día no fue al colegio.

Su mamá le dijo que aprovechara e hiciera la tarea que le dejó la Srta. Rosa.

Tommy estaba aprendiendo las letras, así que se puso a hacer su tarea con entusiasmo.

Mientras tanto, su mamá quiso consentirlo preparándole una rica sopa de letricas.

Cuando se la fue a servir le dijo:

-      Mira Tommy, es una sopa de letras, como las que estás aprendiendo. Ahora podrás escribir muchas historias en tu barriga.

-      ¿En mi barriga? – dijo Tommy asombrado.

-      Bueno, en tu cabeza también, jaja..

Tommy se devoró la sopa con deleite y se fue a dormir con su corazón contento y su barriguita llena de letras.

Al levantarse, Tommy ya no estaba estornudando, y se asomó a la ventana. Cuando vio que era un lindo día, se contentó, pero algo raro le pasó.

Muchas letras salían de sus oídos.

Cuando saludó a su perrito Duende, otra vez, letras felices salían a chorros de sus oídos.

-      Es la sopa de letras - pensó - ¿Pero ahora qué puedo hacer con ellas?

-      Buenos días Tommy – le dijo su mamá y lo abrazó con mucha alegría, pues ya no estaba enfermito.

Y entonces le brotó otro chorro de letras por los oídos.

Lo curioso es que nadie las veía sino él.

-      ¿Qué podré hacer con todas estas letras? – volvió a preguntarse Tommy.

Y decidió guardarlas en una caja del tesoro, ahí arriba en su cabeza.

-      Quizá algún día, pueda escribir historias, como mi abuelita Nana – pensó.

Tommy se fue a su colegio. La Srta Rosa estaba muy contenta con sus progresos con las letras. Ya Tommy sabia leer y escribir algunas palabras.

Y así pasaron los días y Tommy seguía atesorando lindos pensamientos en forma de letras en la caja del tesoro de su cabeza.

Un día, supo que era el día de las Madres. Al principio no sabía qué podía regalarle a su mamá que era tan buena y que preparaba esa rica sopa de letricas.

Y por fin Tommy supo que hacer con las letras.

Agarró una hoja, y se puso a hacer una tarjeta.

Pintó a su mamá, con su pelo largo y muchos corazones, buscó en su caja del tesoro, donde guardaba todos sus lindos pensamientos en forma de letras y dentro de la tarjeta formó una sola palabra.

GRACIAS

No hubo mamá más feliz en ese día.



LHL Mayo 9, 2022

2 comentarios:

  1. Pues ha debido de ser un día muy feliz. Me alegro mucho.
    Un abrazo.

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Tu comentario es siempre apreciado. Gracias!