Comparado con
los otros pinitos del bosque, Maury era flaquito, debilucho y no muy frondoso, hasta
diríase que enclenque.
Cada invierno, Maury deseaba intensamente que algún humano lo
eligiera para iluminar eso que ellos llamaban, Navidad. La época más alegre del
año, supuestamente.
Pero cada
temporada, el pobre Maury era ignorado, y las familias que venían por su árbol de
Navidad siempre elegían a los más altos, robustos y frondosos.
Maury se quedaba triste en el bosque, viendo como los demás arbolitos se iban alegremente a iluminar los hogares del mundo, mientras él tendría que conformarse con quedarse allí en su colina, cada vez más solo, otro año más.
Quizá
algún leñador lo cortaría para hacer lena, o quizás el viento del norte
finalmente lo derribaría.
Pero un día, un
dulce día, dos hermanitos, Tommy y Lalia, llegaron al bosque junto a sus
padres, con un encargo.
Tommy y Lalia tenían
que elegir un arbolito para su abuelita Nana.
A su alrededor todavía
quedaban bellos pinos, de largas y fragantes ramas, así que Maury, resignado y
triste se puso a llorar.
Bajó sus cabeza
y muchas lágrimitas de cristal brotaron de sus ramas.
Justo en ese
momento, pasaban por allí Tommy y Lalia, y se fijaron que, en las ramitas débiles
de Maury, se habían formado muchas estrellitas, radiantes y luminosas.
Eran las lágrimas
de Maury.
Tommy y Lalia, corrieron donde sus padres y gritaron
a coro:
- Mami, Papi, ya encontramos el arbolito para Nana, el más bonito del bosque.
Y sus padres al verlo, no tuvieron dudas, era
el arbolito más luminoso de la colina.
Con mucha dulzura e ilusión, lo cortaron y se
lo llevaron a la abuelita Nana.
Cuando ella lo recibió, le pareció el arbolito más lindo que jamás había tenido, claro, elegido por sus nietos.
Junto con Tommy y Lalia y sus padres, lo llenaron de adornos, lazos y luces y le cantaron aguinaldos venezolanos al Niño Jesús, como ese que dice:
… Esta noche es Nochebuena, vamos al monte
hermanito, a cortar un arbolito y hacer la noche serena…
Tommy y Lalia dijeron emocionados:
-Nana, ¡estamos muy felices!
Y Nana los apurruñó en su corazón.
Maury resplandeció y por fin comprendió qué era
eso que los humanos llamaban, Navidad.
Es encontrarse con la sonrisa de los niños y
sus familias.
Es sentir el corazón repleto, como el de Maury,
aquel pinito enclenque, que por fin celebró junto a Tommy, Lalia, sus padres y la
abuelita Nana, su primera Navidad.
Mi arbolito enclenque, el más bonito del mundo! |
¡FELIZ NAVIDAD!
PS: este cuento está basado en la vida real.
Les dejo el link del aguinaldo Arbolito, Arbolito
https://www.youtube.com/watch?v=VRpczMNAYIc&list=RDVRpczMNAYIc&start_radio=1&rv=VRpczMNAYIc&t=8
"Enclenque" o no, pero lleno de ternura.
ResponderBorrarUn abrazo y Felices Fiestas.
Jaja, así es Rafael!
ResponderBorrarTe deseo una muy Feliz Navidad! Gracias por estar siempre presente por aquí.
Abrazos