jueves, 23 de diciembre de 2021

EL FAISÁN

 

 

En el jardín de la casa de mi infancia, en Caracas, había una mata de mango donde turpiales y loros venían a deleitarse con sus frutos maduros.


También, en las tardes soleadas, como a las cinco de la tarde, “la hora de las guacamayas”, así la llamaba yo, volaban majestuosamente estas aves multicolores para posarse en las copas de nuestras palmeras tropicales o Chaguaramos.


Estas imágenes vienen a mi mente mientras contemplo una nevada monumental desde mi ventana y el termómetro marca -19 grados centígrados.


Son momentos en que me pregunto ¿Qué hago yo aquí?


Y entonces, parafraseando a otro grande de mi tierra, Simón Diaz, recuerdo aquello de “Cuando el amor llega así de esta manera, uno no se da ni cuenta…”


Y es así, amo a mi país adoptivo Canadá.


Sencillamente, me enamoré. Sin darme cuenta.


De su naturaleza, de su gente solidaria y amable, de sus estaciones; un lugar donde el trabajo duro se ve recompensado.


Y cuando me mencionan la enciclopedia de mis nostalgias: el Ávila, la cocada, la playa, los aguacates gigantes, Sabas Nieves, cachapas, arepas, cachitos, pues, sí, lo recuerdo con la “pena de verse ausente” que es el significado de la palabra nostalgia (nostos  = regreso / algos = dolor); pero al mismo tiempo agradezco ese otro amor grande que me rodea, un país bello que nos ha acogido con generosidad y que me sorprende con sus pequeños milagros, cada día.


Leí hace poco, que si uno no se enamora del lugar donde uno vive, uno nunca será feliz. Una gran verdad.


Y bueno, mientras tenia estas reflexiones, me asomé a la ventana y me encontré, no un loro o una guacamaya.


Mi iconografía cambió radicalmente.


Allí, entre las nieves de mi jardín, un visitante de lujo: un faisán.


Con su cola larga y elegante, su cuello verde, sus colores de gloria.


Y una vez más me maravillé y agradecí.


Como dijo un escritor, si cuando escribes pasa un ave, esa ave ya es parte de tu historia.


Así el faisán, ya es parte de mi vida, de mi historia, de mi nueva mitología canadiense.


Allí quedaron las finas huellas del faisán; un rastro efímero mas indeleble, en mi jardín, y en mi alma…

5 comentarios:

  1. Tienes un alma muy sensible y se nota en tus letras... Es algo hermoso, no lo pierdas nunca.
    Un abrazo y Felices Fiestas.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Mil gracias Rafael. Gracias por acompañar mis lineas, siempre.
      Muchas felicidades en estas Navidades!

      Borrar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  3. He llorado sonriendo mientras te leía.. resonando contigo en ese amor por el país que nos acoge, abrazando la nostalgia que va, viene y también me muestra lo que siempre está

    Leerte es sonreír
    Hermoso y más..!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Leerte es sonreír... Creo que de las cosas mas lindas que me han dicho sobre mis escritos. Lo guardo en mi corazón.
      Gracias, gracia, gracias MAG
      Abrazos grandes

      Borrar

Tu comentario es siempre apreciado. Gracias!