Hoy pasaron por mi casa de visita Tío Tigre y Tío Conejo, junto a sus amigos Tío Cachicamo y Tío Morrocoy.
Los recibí en la sala
y les ofrecí té con galletitas.
Sancho los miraba un
tanto asombrado, pero ni siquiera ladró.
Conversamos
animadamente y todos nos reímos bastante, menos Tío Morrocoy que se quedó dormido debajo de la mesa.
Tío Cachicamo no sólo
se comió todas las galletas, las suyas y
las de los demás, sino que se tomó el té con taza y todo. Me dijo que era bueno
para la piel.
Tío Tigre admiró mucho
mis cojines de piel de cebra (sintética), pero se comportó como todo un caballero y se limitó
a olisquearlos.
EL Vestido de Alicia |
Entonces llegó mi
hija, con su vestido azul de Alicia en el país de las maravillas y aproveché
para presentarle a Tío Conejo.
Siempre le he dicho,
que de él heredó su astucia y sagacidad.
“Eres más viva que Tío
Conejo”, le repito a mi hija, cuando se las ingenia siempre, (repito, siempre),
para salirse con la suya, no importa cuán complicada la situación.
Pude notar que ambos se
hicieron un guiño de complicidad y picardía, cuando el Tío le extendió
caballerosamente su pata y le sonrió con sus enormes dientes de conejo.
Me despedí de todos los Tíos
con un abrazo lleno de candidez, un abrazo muy tierno que pareció durar varias décadas.
Cuando se fueron, mi casa quedó
impregnada con un olor a tinta fresca, como el olor que se siente al pasar las
hojas de un libro.
Mi hija se cambió de
vestido y de tiempo. Sancho olfateaba los cojines.
Yo recogí los platos, las
tazas y las migas de galletas, de infancia, de cuento...
Los cuentos de Tío Tigre y Tío
Conejo (Rafael Rivero Oramas/ Antonio Arraiz) , forman parte de la memoria colectiva de los venezolanos, de mi generación o más viejos. Mi hija no los
conoce, pero siempre le digo que es más viva que Tío Conejo, porque siempre se sale con la suya. Yo leía estos cuentos de
chiquita en tiempos anti-diluvianos en la revista Tricolor que venía en el periódico
del domingo. Hoy me visitaron.
(Por cierto, el cachicamo es el armadillo)
Eres afortunada, yo nunca había oído hablar de esos conocidos tuyos, pero si recuerdo otros personajes que al paso de los años me faltan nombres. Todavía no me han visitado, pero siempre serían bien recibidos. Abrazos.
ResponderBorrarJajaja son unos tíos muy especiales. Espero un día te visiten tus amigos de los cuentos, seguramente cuando los veas te acordaras de sus nombres.
BorrarUn abrazo de domingo
Como toda tradición que se precie, espero que no se pierda. Es bonito que el personaje transcienda y la uses con tu hija.
ResponderBorrarEn tu mente y en esta historia cobran vida, fusionando realidad y ficción cual historia de Alicia ^^ Confieso que en un primer momento me desconcertaste :P jaja
Hola R40:)), creo que me has influenciado con tus fabulas y dibujos de niño, jaja.
BorrarTío Conejo siempre ganaba en todo, solo usando su ingenio. Así es mi hija. Cuando era pequeña tenia un vestido de Alicia, azul, con un delantal, me acorde también de ese vestido mientras escribía. Voy a ver si consigo la foto.
Un abrazote
Bonito relato y lleno de ternura.
ResponderBorrarUn abrazo en la tarde.
Hola Rafael, gracias por tu visita siempre apreciada. Siempre leo tus poemas, aunque no siempre comento, pero me paseo por la hora bruja con regularidad.
BorrarUna abrazo
Creo que es un relato lleno de amor y ternura.
ResponderBorrarun abrazo
fus
Hola fus,
ResponderBorrarMe alegra mucho tener nuevos visitantes, y se me dejan un amable comentario, pues mucho mejor.
Gracias
Saludos afectuosos
PD: mi hija tiene ahora 25 años y sigue tan astuta como Tío Conejo.