Calgary es una ciudad plana como una panqueca, al fin y al cabo estamos en las praderas. Sin embargo, yo digo que Calgary tiene su toque de realeza, pues las Rocky Mountains, coronan la ciudad con una diadema de platino y brillantes, que se pierde de vista, en la curvatura de la Tierra. (Aunque suene cursi)
En esta época del año, todas las mañanas, me fijo a ver si han caído las primeras nieves en las montañas.
Es un momento tan delicado, que hay que decirlo calladito, como un secreto, porque aun estando lejos, pareciera que uno pudiera perturbar esa serenidad y ese silencio con un soplido. No me quiero perder ese instante místico.
Pero no, nada todavía, la tiara luce opaca y bella en su desnudez.
De allí que, últimamente, en las madrugadas nacaradas, teñidas de rosados y dorados, como por contraste, me ha dado por pensar en los rugidos.
El rugido es la voz del león.
Y es que creo que, en la vida, uno recibe muchas cosas, con esa fineza de las primeras nieve, ese susurro, ese secreto al oído, casi inaudible pero poderoso, estremecedor, honesto, transparente, sonoro y contundente, como un rugido, como la voz del león.
En este magic moment de hoy, pues me puse a recoger rugidos.
Son clamores que llegan de puntillas, despacio, sin aviso, inesperadamente y tocan y despiertan, con gigantescas consecuencias e inmensas transformaciones.
Por inconfundibles, se me ocurrieron todos estos rugidos.
El arte es un rugido.
El talento es un rugido.
La bondad es un rugido.
La amistad es un rugido.
La naturaleza es un rugido.
La enfermedad, también es un rugido.
La ciencia que las cura, también es un rugido.
La oración que conforta, es un rugido.
La compañía y la soledad, también rugen.
Pero de todos, el más grande rugido, claro, es el amor.
Una nota tan entrañable y conmovedora, rotunda y sostenida, que se impone, salvaje, felina, grave, como la voz del león
Mañana, como siempre, muy temprano, me asomaré a la ventana, me fijaré si hay nieve en las montanas, y cuando así sea, cerraré los ojos para escuchar su rugido.
WOW! Muy poético este escrito, te quedó redondo. Me llevo varias imágenes, lo lograste muy potentemente, al menos en mi. Gracias, gracias.
ResponderBorrarQuerida amiga MM, gracias a ti! y no sabes lo feliz que me hace tu comentario.
BorrarPara mi, eso tambien es un rugido!
Besote
...Me he imaginado ese momento de las primeras nieves en la montaña y casi lanzo un rugido de entusiasmo...Aquí ni siquiera llueve, y ya se me ha olvidado si lo hace de arriba abajo o al revés...!
ResponderBorrarDisfruta de esa hermosa diadema! Un rugido, digo, un beso!
Gracias Mercedes, yo disfrute mucho tu ventarron! otro rugido mas...
BorrarBesote
Hola Leonor
ResponderBorrartu blog es un rugido....
al menos para mi
gracias y mas gracias
Matilde
Hola Leonor
ResponderBorrartu blog es un rugido....
al menos para mi
gracias y mas gracias
Matilde
Gracias mil, eres muy generosa Matilde!
BorrarBesote
Sigue mirando por la ventana en la mañana y seguro de que pronto verás la nieve coronando las cumbres. (Yo tuve esa suerte el otro día, una mañana, en Los Alpes).
ResponderBorrarUn abrazo.
Hoy me fije, todavia nada...pero pronto...
BorrarGracias por su visita Rafael.
Groarrrr!! jaja Por todos los rugidos del mundo, ummmm la vida es un rugido
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