lunes, 24 de abril de 2023

ALTO RIESGO

 


 

De vez en cuando siento el impulso de hacer una excursión un poquito más arriesgada que mi apacible paseo diario por el río.


Una gira más audaz y retadora, con la única motivación de despertar un poco mi espíritu, a veces adormilado.


Me fui sola.


El camino al principio, amplio y radiante; el paisaje espléndido.


Después de un rato, la vereda se fue haciendo cada vez más angosta.


A cada paso, el terreno se tornaba más agreste; fui sorteando piedras, hielo, pequeños precipicios. A ratos me perdía, para volver a recuperar la ruta.


Al fin llegué a una cascada, majestuosa.


Me senté a descansar sobre una gran roca y me puse a contemplar el camino andado.


No supe cuánto tiempo había pasado, cuando desperté de mi letargo.


Volví sobre mis pasos revigorizada, más despierta que nunca.


Sí, definitivamente, creo que de vez en cuando hace falta recorrer otros paisajes, aunque implique alto riesgo.


De esta olimpíada personal terminé golpeada, rasguñada, empantanada, agotada.


Pero acaso, un poco esclarecida.


Para terminar con algo de humor, creo que esto de cerrar los ojos y mirar hacia dentro, es un deporte más riesgoso que hacer natación con tiburones, waterpolo con granadas o salto de garrocha sin colchón.

 

 

“Quien mira hacia afuera, sueña.

 Quien mira hacia dentro, despierta.”

Carl Jung

 

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