sábado, 8 de enero de 2022

EPIFANÍA Y ALMENDRAS

 


 

Es una de mis palabras favoritas, igual que “diáfano” y “almendra”.


Una epifanía es una revelación.


Por ello, como todos saben, el 6 de Enero, que apenas pasó, es la festividad cristiana que celebra la revelación de que Dios encarnó en Jesús, y nos regocijamos con la visita de los Tres Reyes Magos.


De las palabras más bellas de la Biblia “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…”


Bueno, pero el punto es que después de la euforia de las fiestas, esas donde las nostalgias se agitan y las ausencias se agigantan, si le sumamos a eso las temperaturas árticas que hemos tenido en Calgary durante las últimas semanas, pues la verdad se siente muy fuerte eso que llaman “Winter blues”, una especie de depresión post parto.


Y ahora es que viene al caso mi muy particular “Epifanía”.


Cuando se pierde un gran amor, los recuerdos alegres no alegran. Como dicen, la felicidad recordada no da felicidad. Más bien se siente un gran dolor, físico y tangible, en el pecho, en la garganta, como una espada incandescente.


Mi dolor no ha mermado, mas se ha transformado.


Es mi epifanía.


Por primera vez en los últimos cinco años, cuando siempre los eneros se me presentaban como un vasto desierto de ausencias frente a mí, hoy por primera vez siento…algo diferente.


Una especie de alquimia, donde al final conseguí convertir la nada, en “algo”.


Dice un poeta que “En un alma llena cabe todo y en un alma vacía no cabe nada.” (Antonio Porchia)


¿En qué momento pasé de la ausencia infausta, a la presencia áurea?


Pues no lo sé, pero de pronto…


Pienso, transpiro, hablo, escribo en ésta, mi nueva identidad secreta donde el amor se manifiesta, hasta cuando blasfemo si me doy un golpe en el dedito del pie. 


Es él, en mi dolor, en mi piel.


En mi aliento.


Mi esposo y yo siempre citábamos a Aristóteles y su definición del amor, y nos identificábamos con aquello de que éramos un “alma en dos cuerpos”.


Mi epifanía en estos gélidos días de principio de año, consiste finalmente en comprender que los amores no son sólo recuerdos, son presencia, luminosa y activa.


“Presencia encarnada.”


Mi epifanía.


Diáfana.


Como una almendra.

6 comentarios:

  1. Convertir el dolor como dices es algo digno de aplauso y de alegría.
    Me alegro infinito de lo que cuentas.
    Un abrazo y Feliz Año.

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    1. Gracias Rafael.
      Me costo mucho tiempo procesar esta reflexion. Gracias por estar ahi. (va sin acentos)
      Un abrazote

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  2. Hola, Natalia. Jo tengo el convencimiento de que todos tenemos la capacidad, a veces oculta, de educar a nuestra mente para que nos dirija por el camino más correcto, por ese donde la luz nos permite ver con claridad.

    Un abrazo

    Fina

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    1. Gracias Fina, muy de acuerdo con tus palabras.
      Un abrazo grande!

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  3. Hola Natalia. Perdona mi larga ausencia, aunque he de decir... que nunca me fui del todo.

    En cuanto a tu relato, a veces son complicadas las Navidades. Pero hay que intentar "domesticarlas" jajaja

    Un abrazote grande!!

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    1. Hola Roland! Que bueno tenerte de regreso!!!
      Un abrazote gigante!

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