lunes, 8 de septiembre de 2014

EL TRENCITO


 
Luzdivina era la encargada de recibir a los huéspedes, con su sonrisa blanquísima, como esculpida  en marfil a través de los siglos,  y unos ojos negrísimos que concentraban todo el odio, el tedio y el desprecio del universo.

Marina y Luis hacían su cola de ingreso.

Al fin y al cabo habían llegado al paraíso.

Pacientemente, miraban cómo a cada pareja o familia le asignaban un brazalete con un número, para después ser conducidos,  con entrenada amabilidad, a los trencitos que los trasladarían por aquel edén de azules playas.

Marina y Luis miraban a su alrededor.

El paisaje era paradisiaco, lleno de palmeras y flores  tropicales tan reales que parecían de plástico.

La amable brisa del mar invitaba al descanso que se avizoraba eterno.

Marina y Luis  deseaban fervientemente terminar de una vez con los trámites de ingreso, para disfrutar finalmente de sus deseadas y merecidas vacaciones.

Al fin les tocó el turno a Marina y Luis.

Luzdivina los recibió con su esplendorosa sonrisa.

Marina le preguntó ingenuamente ¿Cómo estás?

Luzdivina respondió con un “maravillosamente”, que destilaba puro odio y falsedad.

Luzdivina les colocó a Marina y Luis sus respectivos brazaletes numerados,  que más bien parecían grilletes, sellando para siempre su derecho a permanecer en el paraíso tropical.

Había muchos niños en el lugar, pero cuando Marina y Luis se fijaron mejor,  vieron que todos los niños tenían caras de viejos.

Prágido, el ayudante de Luzdivina, condujo a Marina y Luis hacia el trencito donde todos los pasajeros sonreían con expresión robótica.

Cuando comenzaron a dar vueltas por la propiedad, Marina y Luis se dieron cuenta que  los que subían y bajaban del trencito, eran siempre los mismos.

Era un tren que daba vueltas alrededor del complejo inmenso y que no conducía a nadie a ninguna parte.

Un tren infernal.

Un tren del terror.

Nota: Cualquier parecido con la vida real no es coincidencia. Esto sucedió  en un resort de esos “all inclusive”, hace unos años. Hoy lo encontré  escrito en una libreta antigua y como tengo sequía creativa y además  estoy medio deprimida porque está nevando en septiembre, lo transcribí.

Pero para terminar, les dejo una conversación que me hizo gracia en una caricatura que vi hace poco:

La esposa le pregunta al esposo:

Mi amor, ¿qué crees tú que es peor, la ignorancia o la indiferencia?

Y el esposo respondió:

No sé ni me importa.

10 comentarios:

  1. El texto inicial, aunque oscuro, me ha gustado mucho. Tiene todos los ingredientes necesarios de un buen texto de terror. Se sale de tu estilo, pero me ha encantado, es absorbente. El chiste está gracioso. Por cierto, vaya con lo de la nieve… Yo por aquí aun ando poniéndome el ventilador y pasando calor… Un poco de fresquito se agradecería. Ánimo Natalia y un gran abrazo.

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    1. Gracias querido amigo, ciertamente se sale de mi estilo actual, pero mejor porque tanto dulce empalaga! Y un dia compartire contigo mi epoca oscura jajaja quien no ha pasado por alli? Y sobre el clima te digo: disfruta el calorcito!!! Un abrazote my friend!!!!

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  2. Me parece un texto mas triste que terrorífico, pero me gusta la manera de conducirnos hasta el final. Gracias por el chistecillo, espero que haberlo escrito te alivie la depresión blanca. Saltos y brincos

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    1. Hola Ester, disculpa que he estado un poco ausente ultimamente! gracias por tu visita. Si es un poco triste, fueron unas vacaciones terrorificas, hace ya unos anos, nos trataron pesimo y nos paso de todo, y de pronto, sera por el estado de animo de este invierno subito, pues salio de una libreta y decidi compartirlo. Sirve tambien para no empalagar tanto jajaja y el chistecito, como le dije a Fina, es para no dejar mal sabor. Un abrazo y gracias de nuevo por acompanarme un rato en mi espacio,

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  3. ¡¡¡Como supiste borrarnos el mal sabor de boca de tu triste relato ( triste, pero no malo) con el epílogo final, Nati!!!. A eso se le llama una de cal y otra de arena. ¡¡¡Bien por el dulce caramelo final
    Besazos
    Fina

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    1. Jaja si para limpiar el paladar! En verdad es un horror el cuento, una especie de Hotel California. Gracias por tu visita Fina!

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  4. Hola Natalia

    Gracias por venir a saludarme en el día de mi cumpleaños, estoy emocionada y sorprendida porque después de 8 meses de estar sin contacto han acudido muchos amigos. Yo sabía que estaban allí, como yo que los llevo en el corazón siempre.

    Gracias por el cariño.
    De a poco iré dejando los comentarios abiertos, en la medida que pueda responderles a todos.

    Besos grandes.

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  5. Un relato que nos hace meditar sobre el hastío y la rutina de la vida,ese otro trencito que la mayoría de las veces veces no lleva a ninguna parte.

    Me envías, por favor, un poquito de esa nieve,aunque sea de septiembre.Aquí, en mi tierra, no nieva nunca...

    Abrazos Natalia

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    1. Hola Joaquin, justamente eso que mencionas es lo que da miedo, al menos a mi jaja
      Tres dias de tormenta de nieve y hoy cielo azul, pero frio brrrrrrr
      Un abrazo grande

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