Recibí un regalo “Frágil”.
¡Qué casualidad!, un presente
alineado con mis sentimientos, pues últimamente
me he sentido así: frágil.
Como si el mundo, tal y como
lo concibo, se pudiera quebrar a mis pies en cualquier momento y junto con él,
el universo entero.
“Frágil”, así decía la etiqueta,
en grandes letras, y sin embargo, la
caja de cartón se veía un poco maltrecha. Como que nadie había hecho caso a la
advertencia.
Me intrigó sobremanera este
misterioso obsequio, que además, no tenía remitente y cuyo peso era
considerable. Para ser tan delicado, este paquete parecía contener una pequeña galaxia.
A juzgar por lo golpeado del
bulto, la pieza de cristal o porcelana, probablemente, no habría sobrevivido al viaje.
El cristal es quebradizo y a
veces se rompe, como las ilusiones, como
los sentimientos.
Con mucho cuidado, cosa que
me es difícil, porque soy torpe y tosca, y tengo lo que en mi familia llaman “mano
de tigre” comencé a desenvolver
infinitas capas de burbujitas.
Mientras lo hacía, pensé en
todas las fragilidades de mi vida. La más importante, precisamente esa, la vida,
la mía y la de los que más quiero. La que pende, para todos, de un delgado hilo
de plata.
Cuando llegué a la última
capa de embalaje, recordé un detalle.
Hace varios meses encargué un filtro de agua para
la nevera.
Efectivamente. Saqué el
prosaico objeto de la caja, entre decepcionada y contenta.
Confieso que no pude
contener las risas, por la gravedad de mis pensamientos comparado con lo ordinario del objeto y porque lo único que
quedó demostrado fue la fragilidad de mi memoria.
Al final concluí que, si el insípido
filtro sobrevivió el trayecto, espero fervorosamente que el resto de mis
fragilidades, aunque golpeadas, también resistan este fascinante tránsito.. la vida… sin percance.
En realidad somos así de frágiles, como ese objeto que te llegó, Natalia, y lo malo es que no nos damos cuenta, hasta que en un momento nos paramos a reflexionar, como tú hiciste.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Rafael, si , el paquete etiquetado de fragil, me detono esta reflexion. Como que le debieran poner a uno esa etiqueta al nacer jajaja.
BorrarUn calido abrazo desde el frio
La fragilidad de nuestros cuerpos, pero especialmente la de nuestros sentimientos. Parar y razonar como tu hiciste nos ayuda a poner los pies en la tierra.
ResponderBorrarLo has desarrollado de forma genial.
Hace años, llegó a mi casa un paquete sin remite, del tamaño de un libro grueso, sonaba raro, y … Llamamos a la policia, nos dijeron que no lo tocáramos, y que vendrían a recogerlo. Con mucho cuidado lo sacamos a la terraza. Llegaron enseguida y lo examinaron, se decidieron a abrirlo, ellos sabían lo que hacían.
Dos relojes que mi tío mando desde Suiza para mis hijas.
Ester
BorrarQue risa tu cuento de los relojes! Gracias por tu comentario, tengo una preocupacion en la cabeza, creo que por eso la sensacion de fragilidad. Espero pase sin percance.
Besote gracias por apoyar mi blog! Me encanta el tuyo!
jaja que gran moraleja, espero que mejorases pronto ^^
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