Me
propuse rescatar los rincones de mi casa.
Esas
esquinas llenas de telarañas donde no llega la aspiradora.
Para habitar esos pozos de energía muerta, lo
primero que se me ocurrió fue colocar un objeto
lleno de significado en cada vértice.
En
mi casa hay muchos cachivaches (mi British
esposo pronuncia esta palabra tan rico, igual que cuando se le traba la lengua diciendo ``arroz
con coco``), muebles masivos, cuadros, alfombras, que compiten entre sí y distraen la atención.
Confieso
que me encanta rodearme de libros, de arte, de música ( mi sueño es tener un Steinway) y de tonterías que he ido
acumulando en el camino. National Geographic
chic , me encantaría fuese mi estilo, que es más bien Caótico chic.
Pero,
a veces, creo que descuido los rincones, esos lugares que son para meditarlos,
para quedarse agazapado a media luz.
Los
rincones son muy elocuentes, desnudan a sus habitantes. Cuando visito una casa nueva, me fijo en sus
esquinas.
Los
de mi casa sólo revelaban la falta de trapo.
Entonces
me di a la tarea de decidir cómo iluminar esos pequeños paraísos de las arañas.
Y me
encontré en un singular dilema.
Será
que pongo este cuadro, el florero coreano, el elefante…
Entonces,
mi esposo, el de la lengua enredada, me ofreció un vino y ya no tuve dudas.
Manos a la obra.
En
una esquina guindé un silencio, de esos que uno no quiere quebrar jamás.
En
otra esquina una soledad, de aquellas donde a uno le gusta acurrucarse.
Más allá,
en uno muy especial, coloqué una tristeza de esas que lo contentan a uno. Como
el recuerdo de mi mama.
En
la otra esquina escribí en la pared la
palabra Almendra. Simplemente porque
me gusta como suena.
Y en
el hogar de las mariposas nocturnas, más importante de mi casa, encendí una lámpara de aceite
perfumado.
Ese es mi amor.
Son mis rincones encantados, habitados con las cosas que no se pueden olvidar jamás. No importa que tantos muebles grandes y pretenciosos intenten distraernos.
Dijo un poeta persa, ``la casa es tu cuerpo grande``.
Han quedado bonitos esos rincones encantados de tu casa.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz día.
Gracias Rafael, tan amable como siempre. Feliz viernes y fin de semana
BorrarMe he reido de lo rico imaginando a tu esposo decir con acento gringo arroz con coco...jajaja!! Aproposito de esquinas, tengo una amiga que dice que a los fantasmas les gusta esconderse en las esquinas, y dos veces por año pone unos palillos de incienso en las esquinas de su casa para ahuyentarlos.
ResponderBorrarHola Karin
BorrarYa mismo pongo el incienso porque de que vuelan vuelan... jajaja
Besote y gracias por la visita!
A mí me dio más risa imaginarme a tu esposo diciendo "ca-shi-va-shie" !:) Un abrazo.
ResponderBorrarJajaja Vero, menos mal que el no lee este blog porque me mata jajaja, yo trato de explicarle que es cute
BorrarBesote linda Vero
Pobres arañitas jajaj :)
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