miércoles, 18 de septiembre de 2024

ESTRELLA FUGAZ

 


Aquella tarde salí a caminar con una multitud.

Noventa y tres personas, para ser exacta, incluyéndome.

Nos sentamos en silencio a contemplar el paisaje.

Una avecilla acrobática, las primeras hojas doradas del otoño jugando con la brisa, la luz arrojando puñados de diamantes al río, patitos jugando en la corriente ante la fija mirada de mamá pata, una rosa amarilla encallada en las algas.

Súbitos descubrimientos.

Cerré el libro, la antología de haikus 2024, en la cual, sorpresivamente figura mi nombre. Los noventa y dos restantes son mis compañeros poetas que me regalaron esa tarde múltiples y repentinos suspiros de asombro.

Cada uno de sus poemas, en la brevedad de sus diecisiete sílabas, despertaron una ensoñación que de otra forma hubiese pasado desapercibida.

Hace poco, un joven amigo de mi hijo interesado en la poesía, me preguntaba ¿Qué es un haiku? y yo le di la definición oficial: una composición poética ancestral de origen japonés que consta de tres versos, de cinco, siete y cinco silabas respectivamente. Generalmente hablan de la naturaleza o la vida cotidiana.

Pero son mucho más que eso.

En su brevedad, los haikus expresan una mirada íntima, una cotidianidad sugerente, una bella melancolía.

Un viejo estanque

se zambulle una rana

ruido del agua

Es un ejemplo de haiku de uno de los más famosos poetas de este género, Matsuo Basho.

Espero con esta breve crónica haya respondido a la pregunta del curioso joven con más detalle y de ahora en adelante aprecie los momentos fugaces con intensidad y no como aquella pareja de enamorados.

-      Mira mi amor, una estrella fugaz, pide un deseo – dice el galán.

-      Mi deseo es que dejes de tomar alcohol – dice ella.

-      Ay, me equivoque, era un avión.

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