viernes, 18 de agosto de 2023

RELOJES VIEJOS

 



 

En el fondo de una caja polvorienta aparecieron cuatro relojes viejos.


Cada uno con el tiempo detenido en una hora diferente.

Este detalle de las horas suspendidas a su antojo me produjo un pequeño estremecimiento.


En fin, sin darle más terreno a mi imaginación, me los probé de nuevo, todos muy bellos, así que decidí que, al día siguiente los llevaría a cambiarles la batería para poder lucirlos otra vez.


Esa noche dormí plácidamente.


Al día siguiente desperté con una sonrisa y con el aroma de un humeante y oloroso café reposando sobre mi mesa de noche.


Me extrañé un poco, pero en ese estado entre sueño y vigilia, me dejé llevar por esa sensación de plenitud.


Me levanté y cuando me miré al espejo casi me da un infarto. Era yo, sí, pero veinte años más joven.


Estoy soñando, me dije decepcionada y me regresé a la cama.


Fue en ese momento cuando me di cuenta de que tenía uno de los relojes con la hora detenida, en mi muñeca. Me había olvidado de quitármelo al irme a dormir.


Era obvio, el reloj antiguo había actuado como una máquina del tiempo de pulsera (así de fértil es mi imaginación)

Me entregué a ese regalo del tiempo, de juventud y bebí de aquella vaporosa taza de café humeante de recuerdos.


Más tarde, me arreglé y fui a la relojería a cambiar las baterías de mis relojes viejos.


A la media hora me los devolvieron, brillantes y ajustados todos a la hora local, 11:01am del día 9 de agosto de 2023.


Decidí ponérmelos todos a la vez, dos en cada muñeca.


Con mis “aquí y ahora” realineados, me apresuré a casa dispuesta a recibir los regalos del día.


Al final, como dijo el gran poeta persa Omar Khayyam:


“… es más tarde de lo que imaginas…”

4 comentarios:

  1. Bonito relato que nos dejas en tus letras.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Rafael, creo que mi unico y mas fiel lector. Lo aprecio mucho ( disculpa la falta de acentos)
      Un abrazote

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  2. Hola Natalia.
    Ya de niño sentí fascinación por el cuadro que acompañan tus letras.
    Ahora mis viejos relojes descansan también en un cajón. Por "culpa" de las nuevas tecnologías. Nunca me gustó llevar cosas encima, ni siquiera "el tiempo" jajaja

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    1. Gracias por tu comentario que puede ser incluso inspiracion para un relato jajajaj
      Abrazote

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