miércoles, 17 de julio de 2019

EL LIENZO



Hace poco leí en uno de estos “posts” de FB algo que me pareció interesante. 

Decía que, quedarse en el pasado causa depresión, el futuro produce ansiedad, y claro, el presente es la mejor opción.

Y de este tema se han escrito infinitos libros, por lo cual no creo tener mucho que agregar.

Admito que pensar demasiado en el incierto futuro agita el pozo de tiburones de mi estómago.

El pasado me produce nostalgia. La nostalgia es dolor por lo perdido.

Entonces, como ni el yoga, ni la meditación me ayudan a permanecer en el presente continuo, decidí pintarlo.

Es un lienzo imaginario.

Lo colgué en mi cuarto. Pero no en el que duermo todas las noches.

Es otra habitación interior, pequeña e íntima, donde encuentro mi voz.

Una cueva, solitaria, silenciosa e iluminada apenas por una vela cálida y temblorosa.

Esa llama débil que asombrosamente, persiste.

Allí guardo palabras que a veces intentan poesía.

Desde allí rezo y pido ayuda a gritos, sin molestar a nadie.

En esa pequeña estancia también lloro mis mejores lágrimas, sin angustia, sin desesperación. Dolor puro, cristalino y sagrado.

Pero en mi caverna particular, también guardo colores.

Los que voy a utilizar para pintar mi lienzo infinito de presentes.

Este es mi plan pictórico:

Cada vez que mi mente divague en las incertidumbres y peligros del futuro, vendré a dar unas pinceladas agitadas y emotivas.

Elegiré un color intenso para borrar los miedos y ahogar a los tiburones.

Cuando mi mente se interne en territorios depresivos de pasado, me retiraré a pintar a una pradera donde las flores silvestres comienzan a trepar por los árboles, hasta convertirse en frondosas enredaderas de recuerdos nuevos.

Y así iré,  pincelada a pincelada, presente a presente, pintando y cantando, la bella vida…

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