lunes, 15 de diciembre de 2014

MEDIA FIRMA



Estoy “magic less”

Así que decidí compartir alguno de mis antiguas historias de oficina.

Como diríase vulgarmente: Un refrito.

Disculpen.

1998 y hoy, 2014, no he cambiado nada.

Sólo mis hijos me recuerdan el paso de los años.

En esta historia tenían 12 y 10 años, hoy 28 y 26.

La Media Firma habla de la prisa.

La prisa de entonces, es diferente a la prisa de hoy, pero prisa al fin.

Me dio gran nostalgia releer este cuento, parte de una colección de Cuentos de Oficina (1996-1998).

El tiempo pasa, y como diría mi papa y el gran poeta Omar Khayan:

Es más tarde de lo que imaginas…


MEDIA FIRMA (1998)

 Todos los días de mi vida comienzan apurados.  Allí estábamos los tres: Santiago, Leonor y yo, esperando el autobús del colegio a las seis y treinta tres de la mañana. Yo, dormida; Santiago, nervioso y Leonor, terminando la tarea que no hizo el día anterior.  Cada uno en su propio estilo.

El autobús amarillo subió la calle lentamente, como un robusto gusano trepando la corteza de un árbol.  Leonor, al verlo, me dijo con voz angustiada: Mami, fírmame el cuaderno que hoy lo van a revisar.  Sin saber de qué se trataba comencé a firmar como loca. Me percaté de que tenía mucho tiempo que no revisaba el cuaderno. Rápidamente y con media firma, pasé por todas y cada uno de las páginas que tenía atrasadas, sin ni siquiera leer, ni tener la menor idea qué  había allí escrito.

La oruga amarilla se aproximaba. Mi hija y Santiago me gritaban frenéticamente: ¡Apúrate, mami, apúrate!. Firmé como si se me fuera la vida en ello, como si necesitase de mi último aliento para llegar a una meta desconocida, como si el inmenso gusano amarillo fuese a devorarme. Al final mi media firma era un garabato ilegible. El autobús estacionó a nuestro lado y yo estaba exhausta, como si hubiese corrido un maratón.

No sé exactamente qué ocurrió en ese instante, pero al cerrar el cuaderno para devolverlo a mi hija, las páginas flotaban unas sobre otras. Cada hoja con mi firma en una esquina de su día, de su año escolar, como para dar fe de mi existencia en la suya. Me quedé mirando el trazo tembloroso, el sello de mi presencia apurada en su vida. Intenté averiguar qué cosa tan importante me había ausentado de esas páginas. Las últimas semanas habían sido tan rutinarias como siempre. Mi vida diaria transcurre en una oficina, tras una computadora, en un carro, las mañanas son frenéticas, las noches son de cansancio. El trabajo arrasa mis horas. Prisa y cansancio, y en el medio yo, en un terreno donde todo, hasta mi firma,  ocurre a medias. Entendí que ese garabato ilegible e incompleto era mi presencia abreviada y torpe, imperfecta, en la vida de quienes más amo.

Santiago y Leonor se despidieron con un Chao mami. Plácido, su nombre es un poema, el conductor del autobús, fumaba plácidamente un cigarrillo. El gusano amarillo entró en las fauces de la ciudad. Yo regresé a casa sintiendo una gran inquietud. En el camino vi algunas mujeres, muy parecidas a mí, con los rostros cansados y ojerosos: firmando breve. Pensé en tantas madres con medias firmas.

Me  preparé un café,  vi el reloj. En pocos minutos regresé al mundo de la velocidad. Sentada en mi oficina, transcurrió otro más de mis días. Al final de la tarde pusieron un contrato frente a mí.

-      Debes firmar todas las páginas -  dijo mi asistente –  usa tu media firma.

-      ¿Media firma? ¡Jamás! – le respondí – de ahora en adelante firma completa en todos los documentos. Es una nueva regla: No se admiten medias firmas en este departamento.

¡Ni  en mi vida!, pensé para mis adentros.

10 comentarios:

  1. Un cuento con moraleja, precioso recordar, quizá les gustaría a ellos leerlo ahora. Un abrazo mama a la carrera

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    1. Hola Ester, gracias por estar alli presente, cuando yo he estado desaparecida.Creo que se reiran mucho si lo leen ahora, el recuerdo es muy nitido. Un abrazote de esta mama a la carrera!

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  2. Hola Natalia :)
    Uff Es todo un alegato sobre el paso del tiempo y en que fijamos nuestra atención, me ha recordado un poco el libro de “Momo”. Siempre tenemos la sensación de que nos va a devorar el gusano amarillo y hay que intentar tomarse las cosas con calma. Esto es fácil decirlo, pero a la hora de la verdad.... Genial y reflexiva entrada ¡Un abrazote!

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    1. Hola Roland, estimadisimo. Tomar las cosas con calma es algo que todavia no aprendo, ni siquiera a estas alturas de mi vida. Sera que aprendere algun dia? Gracias por tu paso calmado por mis letras.
      Un abrazo

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  3. Es cierto lo que dices, "media firm"?, ¡nunca!
    Un abrazo.

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    1. Hola Rafael, si, rubrica completa en cada pagina del cuaderno de la vida jaja
      Un abrazote

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  4. Natalia!!! encantada de leer tus historias. Estan tan bien descritas que veo claramente todas las escenas. Un gran abrazo

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    1. Hola MT,gracias por dejarme tu presencia en mi blog. Tu fuiste testigo de esta epoca. Un abrazote!

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  5. Bienvenida al club! somos tantas las que no firmamos o firmamos a medias este asunto de la vida. Pero tu lo has hecho a tiempo, aquí está tu firma entera, plasmada en esta historia que refleja varios ángulos.

    Abrazos de firma completa.

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    1. Hola Beatriz, si este cuento data de cuando era mama a la carrera, como dice Ester.
      Recibo tu abrazo de firma completa y te lo retorno amistosamente!!

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