Estoy “magic less”
Así que decidí compartir alguno de mis antiguas historias
de oficina.
Como diríase vulgarmente: Un refrito.
Disculpen.
1998 y hoy, 2014, no he cambiado nada.
Sólo mis hijos me recuerdan el paso de los años.
En esta historia tenían 12 y 10 años, hoy 28 y 26.
La Media Firma habla de la prisa.
La prisa de entonces, es diferente a la prisa de hoy,
pero prisa al fin.
Me dio gran nostalgia releer este cuento, parte de una colección
de Cuentos de Oficina (1996-1998).
El tiempo pasa, y como diría mi papa y el gran poeta Omar
Khayan:
Es más
tarde de lo que imaginas…
MEDIA
FIRMA (1998)
El
autobús amarillo subió la calle lentamente, como un robusto gusano trepando la
corteza de un árbol. Leonor, al verlo,
me dijo con voz angustiada: Mami, fírmame
el cuaderno que hoy lo van a revisar.
Sin saber de qué se trataba comencé a firmar como loca. Me percaté de
que tenía mucho tiempo que no revisaba el cuaderno. Rápidamente y con media
firma, pasé por todas y cada uno de las páginas que tenía atrasadas, sin ni
siquiera leer, ni tener la menor idea qué
había allí escrito.
La
oruga amarilla se aproximaba. Mi hija y Santiago me gritaban frenéticamente: ¡Apúrate, mami, apúrate!. Firmé como
si se me fuera la vida en ello, como si necesitase de mi último aliento para
llegar a una meta desconocida, como si el inmenso gusano amarillo fuese a
devorarme. Al final mi media firma era un garabato ilegible. El autobús estacionó
a nuestro lado y yo estaba exhausta, como si hubiese corrido un maratón.
No sé
exactamente qué ocurrió en ese instante, pero al cerrar el cuaderno para
devolverlo a mi hija, las páginas flotaban unas sobre otras. Cada hoja con mi
firma en una esquina de su día, de su año escolar, como para dar fe de mi
existencia en la suya. Me quedé mirando el trazo tembloroso, el sello de mi
presencia apurada en su vida. Intenté averiguar qué cosa tan importante me
había ausentado de esas páginas. Las últimas semanas habían sido tan rutinarias
como siempre. Mi vida diaria transcurre en una oficina, tras una computadora,
en un carro, las mañanas son frenéticas, las noches son de cansancio. El
trabajo arrasa mis horas. Prisa y cansancio, y en el medio yo, en un terreno donde
todo, hasta mi firma, ocurre a medias.
Entendí que ese garabato ilegible e incompleto era mi presencia abreviada y
torpe, imperfecta, en la vida de quienes más amo.
Santiago
y Leonor se despidieron con un Chao mami.
Plácido, su nombre es un poema, el conductor del autobús, fumaba plácidamente un cigarrillo. El gusano
amarillo entró en las fauces de la ciudad. Yo regresé a casa sintiendo una gran
inquietud. En el camino vi algunas mujeres, muy parecidas a mí, con los rostros
cansados y ojerosos: firmando breve. Pensé en tantas madres con medias firmas.
Me preparé un café, vi el reloj. En pocos minutos regresé al
mundo de la velocidad. Sentada en mi oficina, transcurrió otro más de mis días.
Al final de la tarde pusieron un contrato frente a mí.
-
Debes firmar todas las páginas - dijo mi asistente – usa tu media firma.
-
¿Media firma? ¡Jamás! – le respondí – de ahora en
adelante firma completa en todos los documentos. Es una nueva regla: No se
admiten medias firmas en este departamento.
¡Ni en mi vida!, pensé para mis adentros.
Un cuento con moraleja, precioso recordar, quizá les gustaría a ellos leerlo ahora. Un abrazo mama a la carrera
ResponderBorrarHola Ester, gracias por estar alli presente, cuando yo he estado desaparecida.Creo que se reiran mucho si lo leen ahora, el recuerdo es muy nitido. Un abrazote de esta mama a la carrera!
BorrarHola Natalia :)
ResponderBorrarUff Es todo un alegato sobre el paso del tiempo y en que fijamos nuestra atención, me ha recordado un poco el libro de “Momo”. Siempre tenemos la sensación de que nos va a devorar el gusano amarillo y hay que intentar tomarse las cosas con calma. Esto es fácil decirlo, pero a la hora de la verdad.... Genial y reflexiva entrada ¡Un abrazote!
Hola Roland, estimadisimo. Tomar las cosas con calma es algo que todavia no aprendo, ni siquiera a estas alturas de mi vida. Sera que aprendere algun dia? Gracias por tu paso calmado por mis letras.
BorrarUn abrazo
Es cierto lo que dices, "media firm"?, ¡nunca!
ResponderBorrarUn abrazo.
Hola Rafael, si, rubrica completa en cada pagina del cuaderno de la vida jaja
BorrarUn abrazote
Natalia!!! encantada de leer tus historias. Estan tan bien descritas que veo claramente todas las escenas. Un gran abrazo
ResponderBorrarHola MT,gracias por dejarme tu presencia en mi blog. Tu fuiste testigo de esta epoca. Un abrazote!
BorrarBienvenida al club! somos tantas las que no firmamos o firmamos a medias este asunto de la vida. Pero tu lo has hecho a tiempo, aquí está tu firma entera, plasmada en esta historia que refleja varios ángulos.
ResponderBorrarAbrazos de firma completa.
Hola Beatriz, si este cuento data de cuando era mama a la carrera, como dice Ester.
BorrarRecibo tu abrazo de firma completa y te lo retorno amistosamente!!