En mi nueva oficina
hay dos tipos de personas.
Los que entran por la
puerta y los que se escabullen por la “puertica”.
La “puertica” es una
especie de salida de emergencia que
conduce a un pasillo mal iluminado donde están los baños.
Los que no quieren
ser vistos, entran por la “puertica”.
Algunos, puede que legítimamente prefieran la “puertica”,
para acortar camino al lavabo o a sus cubículos (que me disculpen los que así lo hacen), pero
en general me parece que, quienes usan la “puertica” son tramposos.
Un día en que llegué
particularmente tarde (por la nieve), caí en la absurda tentación de intentar la “puertica”.
Sigilosamente, antes de atreverme, miré para todos lados, la abrí
y me escabullí como una sombra hacia el callejón oscuro.
Un hombre salía del baño,
me aseguré de que no fuese mi jefe.
No era.
Seguí caminando, de
puntillas, cabizbaja, metiendo la cara
en mi sombrero, como Pedro Navaja.
Otras sombras me rozaron.
Eran otros trampositos que llegaban tarde como yo, y se colaban por el sórdido pasadizo.
Llegue a mi cubículo agotada.
Como me hubiese evadido de una cárcel de máxima seguridad.
Mi estado energético era
tan lúgubre, como el callejón que acababa de transitar.
Será la última vez en
mi vida que use la “puertica”.
Es una máxima en mi
vida: Yo prefiero no hacer trampa.
Me gusta entrar a mi lugar
de trabajo por la puerta de entrada.
Grande, cristalina e
iluminada.
Aunque a veces llegue
tarde y me claven miradas inquisidoras.
Mi estado energético es
radiante cuando entro por la puerta principal.
Como una reina, muevo mis caderas musicales, y camino altiva hacia mi escritorio, regalando
sonrisas y “good morning’s” que nadie
contesta.
Un café y lista para
comerme el día.
La puerta grande
revigoriza. La trampa acaba.
A mi alrededor veo
pasar a algunas almas de “puertica”.
Se les nota a leguas.
Aunque sea una
trampita inocente, eso de la “puertica’, sirve de buena metáfora a la hora de
elegir por donde entrar.
Los tramposos son los que pasan la vida, de “puertica” en “puertica”, buscando atajos, evadiendo la luz y los impuestos, transitando por callejones oscuros y malolientes.
Yo prefiero no hacer
trampa.
El que no hace trampa
siempre entra triunfalmente a cualquier lugar.
La oficina, los negocios, el matrimonio, el hogar, la vida.
Al final uno se encuentra transitando en esta arquitectura de lo imposible, entre
dos portales infinitos y llenos de misterio, como un dibujo de Escher.
En fin, esta reflexión
laboral me hizo estar muy consciente cada vez que cruzo un umbral.
Es más trascendental
de lo que uno se imagina.
Si supieran los de “puertica” como se delatan en su mediocridad.
Si supieran los
tramposos, que, como uno decía siempre de niño:
“La trampa sale”
Escher, uno de mis artistas favoritos que dibuja la arquitectura de lo imposible.
PD: cuando llego tarde salgo un poquito mas tarde
|
Te salio muy profundo el post, coincido totalmente.
ResponderBorrarMe caes muy bien, por eso te regalo este videito:
http://www.youtube.com/watch?v=t_SyKtSjjNQ&feature=youtube_gdata_player
Sandra
Ps. Desde que cambiaste el fondo del blog a ese amarillo rechinante tengo problemas en abrirlo en mi tablet (pero no en mi celular)
Jajajaja buenisimo el video! Gracias!! disculpa por el amarillo, pero es que ya el morado con colibries me canso jajajaj! ( pero si es un problema abrirlo tendre que cambiarlo, le dare un chancecito por ahora, necesito amarillo)
ResponderBorrarUn abrazote Sandra! Gracias por tu visita!
Pues anda que no tiene miga el texto, y mas verdad que un santo o más verdad que un dolor de tripa, a gusto de cada cual.
ResponderBorrarMoraleja, moraleja, sé lo que tú eres y no hagas dos papeles...
Bien por tú entrada, Natalia!!!
Un basado y feliz entrada de domingo por la puerta principal
Fina
Perdón por el gazapo, quise decir: un besazo
BorrarHola Fina, me alegran mucho tus originales comentarios y tus refranes jaja. Un millon de gracias por pasearte por aqui!
BorrarUn abrazote!
Cuanta razón tienes, el que hace trampas es un perdedor convencido que siempre enjuiciara el progreso de los demás, un pobre de espíritu.
ResponderBorrarTal cual Marcos, es pobreza de espiritu!
BorrarUn fuerte abrazo!
donde yo trabajo solo hay una puerta. mas sencillo. pero aun asi la gente llega tarde
ResponderBorrarHola Miguelo, gracias por tu visita.Ciertamente con una sola puerta es mas facil. Espero seguir viendote por aqui, mas temprano que tarde!
BorrarUn abrazote
Perfecta la "trampita" que describes. Parece un jeroglífico...
ResponderBorrarUn abrazo y feliz domingo.
Hola Rafael, si eso de entrar por la salida, lo pone a uno a pensar...
BorrarUn abrazote y gracias otra vez por estar aqui. Feliz domingo!
Oh Leonor, no se si eres consciente de que has hecho un hermoso cuento. Me encanta. Yo personalmente odio las puesticas, más que nada porque me gusta tener la conciencia tranquila. Me pasa parecido a ti. Perdona mi demora, el fin de semana estuve de viaje y ayer bastante atareado. Pero siempre te leo. Un abrazo.
ResponderBorrarP.D: Me reí imaginándote entrando con tus goods mornings y tarareando alguna canción caribeña. Me recuerdas a una ex compi del trabajo también Venezolana :)
Hola Roland! Se te ve a leguas que no eres de "puertica" jaja Tienes buen alma, eso es transparente. Y la imagen que tienes de tu ex compi, se asemeja mucho a mi jajaja. Muchas veces entro tarareando lo que venia escuchando en el carro. (coche) Los venezolanos podemos tener muchos defectos, pero somos alegres! Un abrazote!! Gracias por venir y no tienes que disculparte por la tardanza, eres demasiado amable de ser tan consecuente.
BorrarYo de vez en cuando voy por la puertica, Leo, increíble pero cierto. Me gusta su atmósfera de misterio. La puerta grande es para todos los días, para ser vistos y no dejar a dudas nuestro mood de triunfador, somos presencia. Lo que pasa que a veces cansa la obviedad y hay que buscar más accesos que quizá lleven a lo mismo. Y no te creas, a veces a los que se andan de tranpositos, les va mejor que a los transparentes, pero que vamos a hacer, es como uno escoja vivir. Siempre he tenido esa tendencia de mirar el lado sombrío, de querer entenderlo, desmenuzarlos y exponerlo. A veces me va bien en ello, otras no tanto, puede tener riesgos insospechados, como las sombras.
ResponderBorrarTe dejo un saludo y que pases feliz domingo.
Hola Bea, bueno, discrepar tambien es muy interesante. Yo creo que la trampa, por donde se mire trae miseria espiritual, en mi opinion.
BorrarUn abrazote