Dedicado al Padre Pedro Alberto,
de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Badahoz.
Su presencia espiritual en mi casa y en mi alma ,
durante esto tiempos de pandemia,
ha sido reconfortante compañía.
de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Badahoz.
Su presencia espiritual en mi casa y en mi alma ,
durante esto tiempos de pandemia,
ha sido reconfortante compañía.
Posponer significa: poner después.
Y en eso estamos, ahora, en
tiempos de pandemia, y siempre.
La vida es un continuo
posponer.
Nadie escapa a los cambios
de agenda del destino.
No es negociable.
Los contratiempos abundan y
antes de la pandemia, cuántos no tenían ya sus vidas pospuestas, por
enfermedad, muertes repentinas de seres amados (lo certifico), problemas, obstáculos
de cualquier índole.
Lo he dicho antes, los obstáculos
en la vida, son la vida.
Pero la palabra posponer,
contiene en sí, redención, esperanza.
El ser humano está hecho de grandes esperanzas.
El ser humano está hecho de grandes esperanzas.
El “poner después” implica que
se trata sencillamente de una pausa en el camino.
Habrá un después.
Y ante las dudas, que
siempre son más que las certezas, y que en tiempos de incertidumbre se
acrecientan, pues siempre hay un
puente.
El de la Fe.
Esa palabra tan cortica, pero
extensa en su significado y que, “como el amor, se encuentra cuando uno menos
la espera”, como dijo George Sand (nombre de pluma de Aurore Dupin).
Pues sin fe, realmente es muy
poco lo que uno tiene.
Si uno se conforma solamente
con lo que entiende con su intelecto, o lo que se comprueba científicamente, pues,
se pierde uno de la delicia de entregarse a un misterio.
El de la vida, el del amor,
el de la muerte inclusive, el de la fe.
Confío en el espíritu
inquieto del ser humano.
Después de esta pandemia,
volverán todos los proyectos de pasión pospuestos.
Frutos del sublime espíritu humano, que se crece en su infinita sed de creación.
Habrá un después.
Y más allá, otro aún más
glorioso.
“ No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las
tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.”
(Salmo 91,5-6)
Tengamos fe y recemos...
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Rafael, espero estes bien y con salud.
BorrarUn fuerte abrazo!