Lo de la mermelada sucedió cuando, casualmente, me topé con un genial pasaje de Lewis Carroll en el que inventa una mermelada mágica que se puede comer cualquier día menos hoy.
Es una mermelada muy buena -dijo la Reina-
-Bueno de todos modos hoy no me apetece.
-Hoy no la tendrías aunque quisieras-dijo la Reina-. La regla es: mermelada ayer, mermelada mañana...pero no hoy.
Cuando se lo comenté a mi esposo me dijo que era el principio perfecto para hacer dieta. Él siempre tan pragmático. Para mí, el dialogo de Alicia y la Reina comprende toda una filosofía del tiempo, ése que no es nada si no es hoy, pero que tampoco es nada si no hubiese ayer ni mañana. A menos que el tiempo no sea nada, en fin… La perturbadora mermelada hace que me pierda en un laberinto y al final quedo tan, pero tan confundida, que prefiero entonces pensar en el oso polar, y esto gracias a una intrigante y no menos perturbadora frase de Dostoyevsky, que leí en un libro que me regalaron en Navidad:
“Try to pose for yourself this task: not to think of a polar bear and you will see that the cursed thing will come to mind every minute”.
Desde que leí esta cita, ya perdí la cuenta de cuantas veces he pensado en el dichoso oso.
En resumen, creo que esto es el principio de mi enajenación. Cada vez que trato de librarme de la mermelada, aparece el oso polar y viceversa. Es un círculo vicioso, un callejón sin salida, el comienzo de una obsesión.
Si extrañamente aprendí algo de mis lecturas, creo que sería que, mientras más uno trata de evadir algo, más regresa. Así pues, ahora entenderán porque me decidí a escribir sobre la mermelada y los osos polares, una especie de exorcismo, a ver si a punta de nombrarlos se van de mi mente. Es una manera de confrontar demonios.
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A ver si ahora puedo concentrarme un momento e ir al punto de ésta, mi última entrega del 2011.
Se trata simplemente de un agradecimiento para quienes se toman la molestia de leerme, de comentarme, no se imaginan cuanto me honran y lo feliz que me hacen.
Ya es un enorme placer para mí el estar atenta y ver como se la magia se va armando ella sola, para después escribirla y lanzarla en la Calle del Eco. A veces siento que todo lo que escribo son borradores, justamente por lo impulsivo, pero si pienso demasiado, si elaboro mucho, ya no es magia.
Camus dijo: “El arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres ofreciéndoles una mezcla privilegiada de dolores y alegrías.”
No es que considere, ni mucho menos, que lo que yo escribo es arte, pero si logro emocionar al menos a una persona, pues para mí valió la pena.
Y es que es rico compartir. Como leí hace poco que dijo un poeta Calgariense,…si uno no comparte no existe…
Gracias.
Feliz Año Nuevo mermelada oso mermelada osos mermelada oso mermelada oso mermelada oso mermelada oso mermelada oso mermelada osos mermelada oso mermelada oso mermelada oso mermelada oso…….