Capítulo
7
CHISPITA
Y LA LLUVIA
Chispita estaba muy feliz en
el bosque encantado.
Y para variar, esta vez
Chispita no tenía ninguna urgencia, ni agitación,
ni diligencias que hacer, ni llamadas que atender.
Comer y dormir constituían
su mayor preocupación.
Tan feliz estaba, que ese día
decidió hacer una excursión.
Tomó su morral, y saltando de alegría, Chispita se dedicó a
perseguir mariposas, a arrojar piedritas al río de la vida y a escuchar el latido del viento entre las
hojas.
Pero de pronto, comenzó a
llover.
Una lluvia súbita y
cristalina.
Pero esta vez, ¡ja!.., Chispita estaba preparado.
De su morral sacó su impermeable
y su paraguas.
Satisfecho por ser precavido,
Chispita se sentó a esperar a que escampara.
Pero entonces, algo extraño sucedió.
El paraguas colapsó.
Chispita se empapó.
Chispita estaba un poco
confundido.
Entonces apareció TocToc, el
Pájaro Carpintero, con las respuestas.
- Por
fin, la temporada de lluvia… la estábamos esperando – dijo TocToc.
- Pero
estoy empapado – dijo Chispita.
- Y acostúmbrate
– dijo - de ahora en adelante, va a llover mucho. Son tus afectos, pasados y
presentes, esparciendo sus dones sobre ti.
- ¿Dones?
– y eso ¿qué es? – pregunto Chispita.
- Regalos,
que llevaras contigo cuando hagas el
Viaje Luminoso – dijo Toc Toc.
- ¿Regalos?
– preguntó Chispita – ¿chocolates?
- No –
dijo Toc Toc impaciente – dones, dones…
- Abre
tu mano y verás – dijo TocToc.
Y Chispita abrió su mano para recibir las gotas de aquellos “dones”.
Chispita goloso, los probó, y se sorprendió.
Los famosos dones de los cuales hablaba
TocToc, esos obsequios del presente y
pasado, la bondad, la generosidad, la humildad, la poesía, las canciones, el
gusto por el dominó, por la numismática, por
la ciencia, por el servicio al prójimo, y tantos regalos que llovían torrencialmente, sabían
mucho mejor que el chocolate.
Chispita y TocToc, se quedaron muy quietos, mirando caer y dejándose
empapar por:
La lluvia.