Hace poco fue su cumpleaños y quise regalarle algo especial. Generalmente sus regalos son vergonzosamente mejores que los míos, él es un regalador por excelencia y siempre da mucho más de lo que uno espera. Y esto aplica no solamente a los regalos. Es la lección de generosidad que recibo de él todos los días. El año pasado, no diré cuántos, aunque ya es vox populi (tarde me enteré, que la mejor manera de conservarse joven es mentir sobre la edad), Meen me regaló el mismo número de regalos que los años que estaba cumpliendo. Me pasé el día entero abriéndolos, calculen. Los esposos de mis amigas lo odiaron por sentar dicho precedente. ¡Fue el mejor cumpleaños de mi vida! A veces creo que este blog es un tributo al amor que nos tenemos porque no dejo de nombrarlo, pero gracias a Dios que él no lo lee, por ser en Español, porque me diría muy serio: Stop it!!!
Recorriendo las tiendas, la verdad no conseguía nada lo suficientemente especial. Busqué afanosamente sin éxito, hasta que, ya cuando estaba a punto de comprarle un suéter, me topé con el mundo perfecto.
Un globo terráqueo sobre una base de cristal, la cual mandé a grabar con su nombre y un símbolo de infinito (∞) y el cual, por los misterios de la ciencia infusa, da vueltas al ritmo de nuestro planeta, utilizando energía lumínica (no necesariamente solar). No voy a entrar en detalles sobre la teoría del magneto, la no fricción, Coriolis, que a él, por cierto, le produjeron enorme fascinación, pero el hecho es que acerté, o como decimos nosotros, por fin la pegué y a Meen le encantó su nuevo mundo, que colocó sobre la chimenea, junto con el resto de las cosas que nos definen.
El que quiera conocernos, solamente tiene que descifrar los objetos que viven sobre la chimenea. Les dejo las claves como acertijo: un Beso, Don Quijote y Sancho, la mano de Buda, un torito español, un nudo africano que enlaza todo lo anterior y ahora, un mundo en movimiento perpetuo, como el amor.
Decidí que este iba a ser mi “momento mágico” de este fin de semana, y le dije a mi hija: ”Por favor tómale una foto a todos nuestros mundos” . Tarea titánica, porque a lo largo de los últimos 13 años, nuestros mundos, los de la colección y los que han pasado por nosotros, geográficos o no, quizás estos últimos los mas interesantes, han crecido una enormidad
Al final concluyo que, aunque este año le regalé un mundo perfecto a mi esposo, es él quien me lo regala a mi, todos los días de mi vida.