Este año de pandemia he asistido a cinco eventos en total, 4 misas de difuntos y un cumpleaños.
Todos guardando
las distancias y con el debido respeto a las medidas de seguridad.
No es que antes
de la pandemia me llovían las invitaciones, todo lo contrario, creo que este año
ha sido para mí bastante social.
Mi esposo y yo éramos
felices lobos esteparios y después de su prematura partida, pues me convertí en
la más solitaria “loba” de la estepa.
Pero, esta
entrega de hoy en la cual me refiero a las “invitaciones” me fue inspirado por
dos lecturas recientes. La primera, de Franz Kafka:
“No es preciso
que salgas de tu casa. Quédate sentado y escucha. Ni siquiera escuches, espera
solamente. Ni siquiera esperes, permanece silencioso y solo. El mundo vendrá a ofrecérsete para que lo
desenmascares. No puede hacer otra cosa.”
Y la segunda de una poeta norteamericana, Mary Oliver, un poema llamado Wild
Geese (Gansos salvajes)
“Quienquiera que seas, no importa que tan sola,
El mundo se ofrece a tu imaginación
te llama con el graznido de los gansos salvajes…”
Ahora recibo invitaciones todos los días.
A veces incluso, sin salir de mi casa.
Me invita el sonido del viento, los amarillos otoñales que llenan de oro el
rio, como aquellos limones lorquianos.
Me invitan los pelícanos, las águilas, las garzas azules, el pájaro carpintero.
Y hasta las arañas amarillas y las culebras.
Acepto todas las invitaciones.
Y acudo.
Hay fiesta en mi mundo a cada instante.
Los invitados conversan, comen, cantan, beben vino y bailan en el bosque
encantado de mi imaginación.
El áspero graznido de los gansos salvajes le abre una grieta al cielo.
Desde la estepa más lejana, escucho el dulce aullido de un lobo plateado.
Y ya no estoy sola.
La imaginación es y debe de ser muy fecunda.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Rafael, siempre presente con tu comentario.
BorrarUn abrazo grande
y a mi vez, yo acudo al llamado del viento, y mientras rumiaba por mis blogs pasados de moda, escuché tu invitación clara. Un saludo a distancia.
ResponderBorrarMuchas gracias Beatriz por acudir al llamado del viento y al de mis humildes lineas. Que bueno verte por aquí de nuevo.
BorrarUn abrazo grande!