Significa Siete en japonés, número de buena
suerte.
También es el nombre de un gato, en un libro
muy atrayente que estoy leyendo, de una autora japonesa Hiro Arikawa: “The
Traveling Cat Chronicles”.
Fue el regalo de cumpleaños, para una buena amiga,
el cual elegí al azar después de deambular mucho rato en la librería.
Aparentemente
fue un acierto, así que mi amiga, gentilmente, me lo prestó.
En las primeras páginas, de encantadora prosa,
cual es mi sorpresa de conocer al protagonista y narrador del libro:
Nana.
Un gato.
Un felino afortunado (y conste que el peculiar
gato, protestó ante lo que le sonaba a nombre de gata, pero su dueño insistió por
aquello de los buenos augurios)
Y esto no pasaría de ser una anécdota trivial
si no fuese porque durante esos mismos días, el nombre Nana, había entrado
en mi vida como salido del sombrero de un mago.
En este caso mi nieto de dos años.
Pasé semanas, repitiéndole a Tommy incesantemente
la palabra: Abuela, Abuela, Abuela, a lo
que el respondía “la, la, la” y se reía, el muy pícaro.
Pero un día, así, de la nada, después de mi acostumbrada
sesión de: “¿Quién soy yo? Abuela, Abuela, Abuela… ¿Quién soy yo? Abue...”
Ahí fue
cuando me interrumpió y me dijo, con toda certeza:
Nana.
Mi hija y yo nos miramos a los ojos. Y el repitió,
mirándome a los míos y señalándome, por si las dudas: Nana.
Finalmente, un momento realmente mágico, el primero
después de una larga sequía.
Soy Nana.
Y ahora que, gracias al libro del gato, sé que
es un nombre afortunado, pues cuando Tommy me lo dice, siento en su voz el aura de los
buenos augurios, el viento sopla a favor, todo está bien y seguirá mejor.
La vida sigue, a pesar de mis noviembres.
Me imagino que les pasara a todos los Yayos, Yayas,
Abebas, Yeyeyos, Totos, Papapas, Pepes, Nanas, etc.
Cada vez que escuchamos nuestros nombres inventados, de boca de ellos, sentimos que nos ganamos la lotería mas divina.
La de ser abuelos.
PS: Tiempo sin escribir. Tiempo con la magia apagadita, pero
Nana llegó al rescate, en estos días de noviembre, días donde se me revuelven
las nostalgias y se me agigantan los recuerdos. Mi nieto Tomás y Natalia, en
camino, son los buenos augurios, son el viento...
Que el "Nana" te rescate la sonrisa y que nunca se apague de tus labios.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz día.
Gracias Rafael y que el Universo te oiga!
BorrarUn abrazo grande y otra vez gracias por estar siempre en en mis lineas, hasta cuando me ausento!
Una palabra preciosa, un regalo que te devolverá sonrisas cuando la escuches. Los niños nos llaman como nos ven. Me alegra leerte, te mando un abrazo abrigadito
ResponderBorrarGracias Ester, por tus comentarios siempre tan amables. Es una sonrisa instantánea, hasta cuando lo pienso.
BorrarGracias por ese abrazo abrigadito tan necesitado. Otro para ti!