Aquella tarde salí a caminar con una multitud.
Noventa y tres
personas, para ser exacta, incluyéndome.
Nos sentamos en
silencio a contemplar el paisaje.
Una avecilla
acrobática, las primeras hojas doradas del otoño jugando con la brisa, la luz
arrojando puñados de diamantes al río, patitos jugando en la corriente ante la
fija mirada de mamá pata, una rosa amarilla encallada en las algas.
Súbitos
descubrimientos.
Cerré el libro,
la antología de haikus 2024, en la cual, sorpresivamente figura mi nombre. Los
noventa y dos restantes son mis compañeros poetas que me regalaron esa tarde
múltiples y repentinos suspiros de asombro.
Cada uno de sus
poemas, en la brevedad de sus diecisiete sílabas, despertaron una ensoñación que
de otra forma hubiese pasado desapercibida.
Hace poco, un
joven amigo de mi hijo interesado en la poesía, me preguntaba ¿Qué es un haiku?
y yo le di la definición oficial: una composición poética ancestral de origen japonés
que consta de tres versos, de cinco, siete y cinco silabas respectivamente. Generalmente
hablan de la naturaleza o la vida cotidiana.
Pero son mucho
más que eso.
En su brevedad,
los haikus expresan una mirada íntima, una cotidianidad sugerente, una bella melancolía.
Un viejo estanque
se zambulle una rana
ruido del agua
Es un ejemplo
de haiku de uno de los más famosos poetas de este género, Matsuo Basho.
Espero con esta breve crónica haya respondido
a la pregunta del curioso joven con más detalle y de ahora en adelante aprecie
los momentos fugaces con intensidad y no como aquella pareja de enamorados.
-
Mira mi amor, una estrella fugaz, pide un
deseo – dice el galán.
-
Mi deseo es que dejes de tomar alcohol – dice
ella.
-
Ay, me equivoque, era un avión.
Una estrella fugaz con una sonrisa.
ResponderBorrarUn abrazo.
Invalorable para mi esa sonrisa Rafael!
BorrarAbrazos
Que bien, siempre hay espacio para la poesía.
ResponderBorrarEn los tiempos que corren quizá era un Starlink, nos van dejar el cielo echo un cromo :(
Un abrazote grande!
Abrazoteeeee amigo fiel!
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