La verdad me sentí rara al verme con mi nuevo atuendo
deportivo y zapatos de correr, a las seis de la mañana, trotando por el parque.
Será que uno
escucha tanto sobre la disciplina, los hábitos, el “fitness”, la nutrición y
todos esos conceptos que en general ignoro olímpicamente, que finalmente
convencieron a mi, muy reacio, subconsciente.
Hace poco,
alguien me dijo que, a cierta edad, uno comienza a perder masa muscular y lo
único efectivo para evitar esa pérdida es levantar pesas.
Eufórica,
después de trotar, me paré en el gimnasio y me puse a hacer, si, increíble: pesas.
El espejo me devolvía una imagen muy alentadora, fuerte y disciplinada, otra
yo.
Regresé a casa
como a las ocho de la mañana hambrienta así que, siguiendo todos esos consejos
dietéticos que uno recibe a menudo en redes, me preparé eso que llaman un
“desayuno sano”.
Ante mí, la
imagen de una panqueca verde, de espinaca, por supuesto sin harina de verdad,
ni huevos, rodeada por esa cosa que llaman tofu y rociada con una lluvia de
semillas de origen desconocido, pero muy sanas, eso sí. Todo eso acompañado con
un jugo de limón y té verde.
Mi rostro era
pura satisfacción.
Justo en el
momento en que iba a hincarle el diente a la super nutritiva panqueca, sonó el
despertador.
Desperté
sudando frio.
No había
zapatos de trotar, ni pesas, ni panqueca verde con tofu por ninguna parte.
¡Que alivio!
Todo había sido un sueño, más bien una pesadilla.
Me levanté con
un apetito voraz.
Procedí a
prepararme una arepa con mantequillita y dos huevos fritos con jamón. Todo eso
acompañado con un café bien cargado, cremoso y dulcito junto a un pedazo de
ponqué.
Esto sí que se
llama un alegre despertar.
Hola Natalia.
ResponderBorrarMe has hecho reír. Pero "bue", eso no quita que hay que mover el "body" jajaja
Salud, amiga.
Salud querido amigo y felices fiestas"
BorrarAbrazote