" La Joven Madre" - Arturo Michelena - 1889 - Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela |
El hijo abre la nevera y ve que queda una
cerveza y le dice a su mamá: “Madre, sólo hay una.”
Un chiste trillado (y malo), pero un poco de
humor nunca hace daño. Como leí una vez y repito e intento practicar hasta el
cansancio: la distancia más corta entre dos personas no es una línea recta, es
el sentido del humor.
Y sigo con una breve, pero ilustrativa anécdota.
Hace poco me atacó Mamá Gansa.
Venía yo con Sancho, de regreso de nuestro
paseo de la tarde y una gansa, estaba posicionada en el medio del camino, bloqueándonos.
Creo que es la época en que ponen sus huevos y los están cuidando, porque se
ven muchas fuera del río. Intentamos rodearla, de un lado, del otro, y no nos
daba paso, mientras abría el pico haciendo un siseo gutural que me intimidó. Al
final puse cortica la cadena de Sancho y la rodeamos rápido. Acto seguido la
gansa, enorme, se me vino encima, revoloteando sobre mi cabeza. Furiosa. Sancho,
el más cobarde, ni se inmutó, mientras yo gritaba ¡Auxilio! Sin que nadie me
entendiera.
En fin, una anécdota para describir el
instinto materno presente en la naturaleza. Yo no sabía que las amables gansas
canadienses podían ser tan feroces para defender a sus crías. Gracias a Dios no
fue mamá osa o mamá coyote.
En fin, ante la proximidad del día de las madres,
y como voy a estar ausente del blog por compromisos familiares, pues hoy quiero
hablar de ellas, de nosotras, de esa fuerza oculta que existe en cada mujer,
haya tenido hijos o no: la madre.
Una palabra que abarca más que el hecho de dar
a luz.
Mi trabajo en la industria petrolera me ha
llevado a atender a muchísimos y, a veces, tan largos como mi colección de
bostezos, cursos de liderazgo.
Probablemente no esté diciendo nada original,
pero desde mi esclarecedor (y cómodo) asiento de primera fila de abuela (no
abuelita), al ver a mi hija de mamá de dos, hoy concluyo que la madre es la
Líder o Lideresa por excelencia (y que me perdonen los padres,
prometo un merecido post para ellos en junio)
Todas, absolutamente las casillas de los
puntos que aprendí en mis cursos de liderazgos, los cumple, click, esa mujer, delicada
mas no frágil, cansada pero crecidamente incansable; detallista, intuitiva,
observadora, dedicada, organizada, doctora, nutricionista, visionaria.
Líder educadora, líder espiritual y, sobre
todo, férrea activista en valores para la vida.
Firme, pero amable.
Estricta, pero justa.
Fiera como mamá gansa, pero desbordada de
amor.
Tuve la suerte de tener una madre así y mis actuales
nietos, y los que vendrán, tienen y tendrán una mamá hecha del mismo material.
Lo certifico.
Y debo decir que, aunque tener un hijo(a) es
un milagro de luz, estoy convencida de que aquellas mujeres que, por
circunstancias de cualquier índole, no los tuvieron o tendrán, poseen
igualmente esa intrínseca e invencible condición materna. Ese mismo liderazgo, tan
poderoso en su fiereza como en su ternura, tan femenino.
Por eso creo, sin ser feminista, porque el término,
como toda etiqueta, me resulta limitante y poco poético, creo que toda mujer, justamente
por esa condición maternal, ejercida o latente, que otorga el misterio de la
femineidad, somos, disculpen la inmodestia, una fuerza indoblegable de la
naturaleza. (en mi país se le llama “cuaima”, pero eso es otro tema)
Una madre con su hijo en brazos es una extraña
mezcla entre la levedad de una pluma, la ternura de un cachorrito, el poder de
un volcán en erupción y el temple de una espada toledana.
La misma belleza que veo en miles de mujeres
que quizás biológicamente no son madres, pero expresan una maternidad exultante
en cada acto de sus vidas.
En verdad, como el chiste del comienzo:
“Madre, sólo hay una” y somos todas, mujeres magnificas
y de buena voluntad.
Feliz Día de las Madres adelantado.
Cierto, y es "que madres solo hay una"...
ResponderBorrarUn abrazo.
Y me tocó a mí, como dicen jaja. Ahora en serio, gracias por visitar mis letras.
BorrarUn abrazo grande