Los míos están golpeados y medio vacíos, después
de varias indulgencias, lo confieso.
Sin embargo, como el viento del Norte comienza
a soplar por estas latitudes, y he tenido que sacar unas chaquetas mas
gruesitas del closet, pues comparto esta reflexión, que me sorprendió, no solamente
a mí, sino hasta a Sancho.
Hoy descubrí que, en los bolsillos habita un
microcosmos oculto.
Una poética.
Como si, ese espacio de tela oculto y bien cosido
tuviese plaza, mercado e iglesia.
Presencias, recuerdos.
Refugio de las manos y de su inmanencia.
En los últimos días, en chaquetas rescatadas
para la estación, me he encontrado con entradas
al teatro, monedas de países remotos, un caramelo de café, el olor a tabaco, pañuelos
con lágrimas viejas.
Pero hoy…
Hoy, el cielo anunciaba tormenta, pero, aun así,
Sancho tiene que salir a pasear.
Es el “highlight” de su día, y del mío
realmente.
Generalmente salgo con mi amiga Gracia, la única
valiente que se atreve a acariciar a Sancho, que es un poco gruñón, pero esta
vez Gracia no se quiso arriesgar a salir con el cielo tan encapotado como
estaba.
En el apuro y, para que no nos agarrara la
tormenta, agarré el primer impermeable que conseguí en el closet.
Era el de mi esposo, rojo y gigante. (Todavía conservo algunas de sus prendas,
aunque casi todas la doné)
Me quedaba enorme, su humanidad era de 1.92 metros
de bondad, amor y gentilicio.
Así salimos, yo con mi impermeable que parecía
más bien un vestido, y Sancho, como siempre eufórico.
En silencio, caminamos por el bosque, como solíamos
hacerlo los tres.
Cuando nos sentamos en el banquito, frente al río, metí las manos en el bolsillo y la magia se hizo.
Un viejo cigarrillo y un “milkbone” (una
galletita o “treat” como se llaman aquí) para Sancho.
Fue como si mi esposo me tomara de la mano por
un instante.
Me estremecí de puro amor.
Le di la galletita a Sancho.
Regresamos a casa con los bolsillos y los corazones
llenos.
Al final no llovió.
Un bonito paseo, los bolsillos tiene sorpresas, como los bolsos que cambian con la temporada, siempre he pensado que yo no lo he guardado que alguien lo pones para que lo encuentre. Un abrazo preciosa
ResponderBorrarHola Ester, me encanta tu teoría de que alguien los deja ahí!
BorrarUn abrazote grande!
A veces buscamos en esos "bolsillos del alma", ciertos recuerdos.
ResponderBorrarUn abrazo.
Grcias Rafael.
BorrarBolsillos delalma! Me encanta!!!