“El conocimiento
es navegar en un océano de incertidumbres
a través de archipiélagos de
certezas.”
(Edgar Morin, filósofo francés)
Hoy me tocó
tomar una decisión importante en tiempo récord.
La gente atrás
de mí comenzaba a perder la paciencia.
Pero yo, ávida
de llegar a esa playa de certezas y no naufragar en mis propias incertidumbres,
no podía darme el lujo de equivocarme.
Me propuse
analizar, en microsegundos, los pros y contras de cada propuesta.
Exploré en
detalle sus potenciales repercusiones.
Las volteé para
arriba y para abajo, para sopesarlas desde cada ángulo posible.
Hice un gráfico
en mi mente, comparé mis propias estadísticas.
La gente a mi
alrededor daba muestras de inquietud.
Creo que es
contraproducente que exhiban justo antes de la caja registradora del
supermercado un estante con todas las variedades posibles:
Oscuro con
avellanas enteras, oscuro con mazapán, de leche con almendras, de leche con
coco, de leche con nueces y ron jamaiquino, blanco con pedacitos de galleta, en
fin…
Sí, chocolates.
No es justo.
Al final olvidé
todo lo anterior y decidí irme por el que sugería mi corazón.
Elegí el que me
guiñó el ojo, chocolate blanco, dulcísimo, con sabor a mango y parchita (la
marca es Ritter Sport, por si lo dudan)
Pagué la compra
y hasta la cajera dio un suspiro de alivio.
Llegué a mi
casa y me senté a disfrutar de mi manjar.
Con razón decía
mi amado esposo, que las decisiones tomadas con la mente y la razón pueden
conducir a buenos o malos resultados, pero las decisiones que se toman con el
corazón, como la que unió nuestras vidas, producen resultados gloriosos.
Allí quedé yo, saboreando
mi celestial chocolate, en las playas doradas del archipiélago de mi mayor certeza:
el amor.
Hola Natalia.
ResponderBorrarYo dejante de la caja, por defecto, digo "no" a todo, así evito tentaciones, quizá porque soy también muy de chocolates jajaja
Un abrazote
Jajaja buen tip!
BorrarUn abrazote querido Roland!