martes, 21 de enero de 2025

LA MARIPOSA

 


Pablo Picasso dijo una vez: “Todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo un artista una vez que crecemos.”

Recordé esta frase a propósito de una actividad que realizamos en familia este Año Nuevo.

La mariposa se posó sobre mí y con ella su magia transformativa.

Ellas me encontraron en la tienda conocida como Dollarama, y disculpen lo prosaico. Allí, por un precio muy módico compre catorce mariposas de madera.

Minutos antes de recibir el año, le expliqué al grupo multigeneracional la actividad en cuestión. Nos sentaríamos a decorar las mariposas con nuestros coloridos deseos para el 2025.

Allí es cuando se produjo la metamorfosis. Por unos instantes volvimos a ser niños. Parecíamos un salón de kínder.

Cada uno concentrado en sus deseos y sus mariposas, interrumpidos solamente para un “Pásame el verde” o “¿Quién tiene el anaranjado?

Y por algunos minutos que parecieron eternos, todos los presentes nos convertimos en artistas. Cada uno con su perspectiva diferente, con su propio e incuestionable talento.

La segunda fase de la actividad ocurrió ayer.

Como las maripositas son ecológicas, nos propusimos encontrar un arbolito triste para alegrarlo. Fue idea de mi nieta Natalia.

Lo difícil es que en el invierno todos los árboles lucen un poco tristes, pero encontramos uno de tronco retorcido, que creo necesitaba algo de alegría.

Allí, a sus pies, le dejamos nuestras mariposas llenas de buenos deseos. No sé si los árboles sonríen, pero este resplandeció, igual que nosotros, niños eternos y artistas.

Cualquier parecido con la felicidad no es pura coincidencia.

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