Por un momento pensé que todo había sido un
delirio.
Una alucinación.
Como los pelícanos pintados con el naranja
fluorescente del amanecer, que pasaron en fila india por mi ventana.
Continúe con mi caos diario, quise decir con mi
vida diaria.
En este planeta sin atmósfera, donde pernocto
actualmente.
Un lugar árido donde hasta las lágrimas
secaron.
El llanto seco es el más triste de todos.
Lágrimas estranguladas, asfixiadas en la marea
negra.
La ausencia es un alicate que aprieta el pecho.
Pero, en fin, salí a trabajar, como todos los días.
Como el infausto aquél, cuando, al atravesar la
puerta giratoria del edificio, una equivocación del destino me lanzó tangencial
y vertiginosamente a un Universo paralelo.
Y me dejo botada en este planeta despoblado en el que ahora
habito, adonde llegué con todos los huesos de mi cuerpo, rotos.
Me olvidé de Dana la Llama, y pensé en el
reporte que tenía que entregar.
Enfrascada en mis tediosos pensamientos, entré
al ascensor.
Cuando ya me disponía a marcar el piso 14, me
di cuenta que alguien más estaba en el ascensor: ella.
Dana la Llama.
Hola – me dijo jovial.
Hola – me dijo jovial.
Sacudí la cabeza.
Sin duda, esto era un verdadero delirio.
Me dispuse a apretar el botón del piso 14.
Pero Dana se me adelantó y con la nariz, marcó un botón que nunca había visto.
Parecía un 8 perezoso, un 8 durmiendo.
De mis épocas de cálculo diferencial, recordé el símbolo del Infinito.
Sin duda, esto era un verdadero delirio.
Me dispuse a apretar el botón del piso 14.
Pero Dana se me adelantó y con la nariz, marcó un botón que nunca había visto.
Parecía un 8 perezoso, un 8 durmiendo.
De mis épocas de cálculo diferencial, recordé el símbolo del Infinito.
La puerta del ascensor se cerró y sentí que flotábamos.
Yo me olvidé del reporte y de todo.
¡Qué más
da!, si es una alucinación, pues adelante, y si es un camino para encontrar las lágrimas mojadas, el aire y sanar mis huesos, pues bienvenido.
De pronto, el ascensor, o cohete, no lo sé, se paró
en seco en el piso del 8 perezoso…
La puerta se abrió.
Que proceda el infinito…
Esta historia continuara…
PD: Heme aquí, improvisando un poco porque ni
yo misma se dónde va a conducir esta historia, este viaje a través del duelo
con mi compañera Dana La Llama. Pero, en fin, son notas importantes
que algún día podré ver con eso que llaman “Perspectiva”. El próximo sábado me
voy a ese lugar donde se escuchan los murmullos del universo, el umbral.
Mientras tanto, siento su presencia plena
y gentil: sublime. Me lo susurra al oído, cada día:
“Here I am. Lovely one!”
Y por aquí te seguimos, sea a donde vayas llevas compañeros :) Escribir es bueno y tus textos siempre son interesantes para, hace ver las cosas al menos, con perspectiva.
ResponderBorrarUn abrazote grande!!
Y como es posible que uno quiera tanto a alguien que no conoce personalmente? Gracias Roland!
BorrarTe conozco en la distancia y eres una gran persona.Gracias por estar ahi!
Un abrazote enorme!
Espero que ese lugar que dices, donde se escuchan los murmullos del universo, te llene de paz.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Rafael, recibo tus comentarios con mucho agradecimiento.
BorrarUn abrazo grande
Tu sigue escribiendo, nosotros te seguimos leyendo y llegaremos juntos a donde quiera conducirnos tu historia. Abrazos
ResponderBorrarQue buena compania tengo Ester, es una suerte! Y bueno, s no llego a ninguna parte, al menos me sirve de terapia. Espero no aburrirlos mucho, todavía tengo esa voz sombría, pero Dana espero la suavice.
BorrarGracias y abrazos!