martes, 22 de abril de 2014

LA CURITA


A veces no sé dónde me duele.

Es fácil equivocarse.

Y eso me recuerda un chiste (seguramente nada original) que dejo para el final.

El sábado me corté con papel.         

Corrí a  lavarme el dedo y a presionar hasta que se detuvo la sangre.

Busqué una curita (bandita, no sé como la llaman en otras partes del mundo) y me la puse cuidadosamente en la cortada.

Durante todo el día evité utilizar el dedo malo, pero era un sábado inusualmente ocupado, pues al día siguiente tenia invitados y tenía que pelar, cortar, desmenuzar.

Mi esposo tuvo que terminar de pelar los tres kilos de papas para el Chupe Caraqueño (almuerzo de Pascua  y ….mi cumpleaños)  y yo me senté a contemplar mi dedo vendado exageradamente.

Pero había algo extraño, y es que en verdad el dedo enfermo no me dolía tanto.

Yo creo que más bien me dolía todo lo demás.

Todo… el mundo y sus tristezas, las mariposas amarillas que volaron a la eternidad, el peso de los años que pasan despiadados,  todo me latía nostálgicamente, menos el dedo.

Y es que pareciera que con cada año que cumplo, como que me duelen otras partes de la geografía vital.

Los recuerdos  a veces duelen por las cervicales.

La orfandad es un dolor sordo y permanente en el ombligo, pero que al final amaina, cede y acompaña.

Mi tierra, mi jardín que huele a gas y a pólvora, me duele agudamente  por el apéndice.

Y así, yo seguía meditando mi dedo gigante, y ese dolor propio y ajeno y en todas partes menos donde era, mientras mi esposo pelaba papas.

Procedí a revisar la curita.

No supe si preocuparme o reírme.

La curita estaba en el dedo equivocado.

Mi dedo cortado había sanado de cara al viento.

Como suelen sanar las heridas.

Me sentí muy bien de cumplir otro año más.

Por el momento, no le dije nada a mi esposo, que siguió  amablemente, en la tarea de pelar las papas.

Yo lo amo.

El chiste prometido:

Un señor va al médico quejándose de que le duele todo el cuerpo.

-      Doctor, es que si me toco aquí, me duele. Si me toco mas acá, me duele. Donde me toco, me duele – dijo mientras señalaba las distintas partes del cuerpo

El doctor lo diagnostica:

-      Usted lo que tiene es el dedo fracturado.

( seguramente se lo sabían, pero a mi me encanta)

miércoles, 9 de abril de 2014

POESIA



Le dije a mi esposo que me comprara vino sin alcohol.

Que es lo mismo que café descafeinado.

O música silenciosa.

También le dije que iba a ir a Misa el domingo.

Mi esposo se alarmó.

Le dije: This is the new me.

Y casi me toma el pulso.

Y es que decidí tener una nueva actitud ante la vida.

Beber menos y aproximarme a Dios.

Así sin mayores explicaciones etílicas o teológicas.

También decidí leer más poesía.

Leer poesía es como ponerle flores al alma todos los días.

Todas estas resoluciones las tomé el domingo pasado.

Hoy miércoles, puedo decir que, fui a Misa el domingo  y me sentí liviana.

Y es que una amiga me está intentando llevar por el buen camino y yo me dejo llevar, por su bondad.

También leí poesía.

Fernando Pessoa.  

Y recibí flores en mi plexo solar.


Rosas gloriosas y amarillas.

Bebí vino sin alcohol. (Lunes y martes )

Ya hoy miércoles, un miércoles extraño, donde llovieron penas y ausencias inesperadas, estoy bebiendo vino de verdad.

Mi esposo ya está tranquilo,

Los poetas y el vino también acercan Dios.

Me lo dijo Pessoa.

“Dios es que existamos y esto no sea todo”

miércoles, 2 de abril de 2014

REWIND


Salí de la librería con un libro y un remordimiento.

De pronto todo se silenció.

Aquel NO retumbó en todo el local.

Más bien en todo el centro comercial.  

En toda la ciudad.

En la provincia.  En Canadá, que ya es decir mucho. En el mundo.

En mi conciencia.

Una culpa más pesada que un collar de patillas (sandías, watermelon), como se dice en criollo.

Seguí de compras, con mi bolsita de Chapters en la mano, intentando deshacerme de los incómodos colmillos de mi propia avaricia.

Pero la escena se repetía en mi mente, como un video rayado (digo video en vez de disco, para no revelar la edad), una y otra vez.

La cajera preguntándome con su voz mas dulce: Do you want to donate one dollar to the Children’s Love for Reading Foundation?

Y yo diciendo.

NO.

NO. NO. NO.

Vagué un buen rato por el centro comercial, renqueando, con aquel NO clavado en la pantorrilla.

Entonces decidí parar el video rayado  del NO NO NO

Y  apreté el botón de REWIND.

Eché para atrás el tiempo

Y allá estaba yo en  la librería, comprando el mismo libro otra vez. “Ways of Seeing”, es sobre maneras de interpretar el arte.

No podía arriesgarme a cambiar el pasado.

Antes de que  la cajera me hablara, le dije:

YES.

Un  YES  que se diluyó como azúcar en agua, en el bullicio de la tienda.

Y es que las segundas oportunidades son discretas, son entre uno y su conciencia.

 Me sentí bien con mi compra y me alegré por todos los “Niños amantes de la lectura”, pero aclaro que, uno NO tiene que ser caritativo para sentirse bien con uno mismo, porque eso es una razón muy egoísta que cancela todo acto de generosidad.

Yo tengo mucho que aprender y que practicar sobre el tema ( y eso que mi esposo lleva años dándome lecciones generosidad y yo sigo pichirre (ahorrativa para no ser tan dura conmigo misma) por naturaleza) , pero por ahora me funcionó el REWIND.

Estoy aprendiendo.

Llegué a mi casa contenta, con dos ejemplares de “Ways of Seeing” , dos maneras de ver las cosas, (mezquindad versus generosidad)  y sin remordimientos.