jueves, 30 de mayo de 2013

QUITAPESARES


Arreglando el closet, y nada puede ser más importante que eso, me encontré un cojincito pintado por mi mama.

Unas rosas pálidas, su especialidad.

Mi mama pintaba lo que se dejara, lienzos, porcelana, paredes, telas.

Decidí meter estas pinceladas llenas de recuerdos,  debajo de mi almohada.

Desde entonces, duermo mejor.

Ahora, cuando poso mi cabeza en la almohada, todos mis miedos, mis tribulaciones, todos mis pesares, se acaban.

Me siento, protegida y dueña de una felicidad total, inimaginable;  al menos por un instante.

miércoles, 22 de mayo de 2013

LA CITA


Dentro de un mes, tengo una cita en las montañas.

Una cita para conversar.

Tengo tendencia antisocial, no me gustan los grupos grandes, ni las multitudes; pero esta vez hago una excepción.

En total somos nueve (conmigo y el policía), por ahora, eso sin contar a mi esposo y Sancho ( nunca salgo sin ellos).

Y es que el Café Fortuna se traslada.

Es un acto de solidaridad.

Siempre recuerdo que, en la tragedia del deslave de Vargas en 1999, en Venezuela, un desastre natural de enormes dimensiones y consecuencias, había un anuncio publicitario que decía: “En Venezuela, la solidaridad también es un fenómeno natural”

La circunstancia es otra, pero creo que la solidaridad caracteriza al inmigrante, no importa de donde venga.

¿Quién no ha recibido un favor de un colega inmigrante, un dato trivial o crucial, un trabajo,  una ayuda, una oración, un cariño, cuando más lo hemos necesitado?

La solidaridad ( junto a la risa, la irreverencia, la música y el llanto) es la premisa fundamental de este experimento teatral sobre la inmigración, con que los he estado atormentando últimamente, y que, paradójicamente, se crea a sí mismo, a ratos, en la fuente misma del aburrimiento, es decir, las reuniones  de la oficina.

Voy a escaparme, junto a mis personajes a echarle pluma, o mas bien teclado. Es una necesidad, no me odien por eso.

Lejos de la casa, distanciada de mi ayudante “Dora” (aspira Dora, secaDora, lavaDora, licuaDora) Sin internet, ni Facebook, ni noticias que me distraigan, ni los mini estreses que me produce mi hija cada vez que dice "...mami...".

Mi esposo y Sancho harán largos paseos por el rio y contemplaran la vida salvaje, venaditos y chivos de montaña, espero que no se encuentren con los osos.

Ya no les voy a contar nada más sobre Café Fortuna, lo prometo. (se vale cruzar los dedos)

Sólo una cosa.

La frase final de la obra.

Me la obsequió el Caballero de la Triste Figura, Don Quijote.

Me la murmuró al oído en medio de mi estado de letargo y depresión empresarial.

La pondré en boca de Don Félix, ese señor místico, envuelto en humo, que nos conoce a todos tan bien.

Una frase esperanzadora, no podía ser menos considerando la fuente.

“…La fortuna nunca se cansa de perseguir a los buenos.”

BLACKOUT

TELON
 
FIN

Aclaratoria sobre el policía: es que aquí son tan bellos, que tengo que meter a uno en la obra.
 

 
 

martes, 21 de mayo de 2013

EL CIELO


El cielo de mi infancia era un lugar en blanco y negro.

Un lugar con ventanales de hierro forjado y pisos ajedrezados, con una mesita allí, un aguamanil allá, una escalera.

Y es que cuando pequeña me mostraban las fotos de mis familiares muertos, me decían que estaban en el cielo.

Para mí, el cielo era muy parecido a una casa vieja.

Con el transcurrir de los años, ya siendo yo más sabia, me di cuenta de cuan equivocada estaba.

El cielo, es un lugar en technicolor, con nubes, arcoíris, y ángeles tocando arpas, donde todos visten con batolas.

Pero por alguna razón, mis ancestros, mi mitología familiar,  esas presencias  de majestuosas barbas, bigotes rizados y almidonados cuellos; esos fantasmas misteriosos  cuyos nombres sonoros hacen eco en mi piel, me saludan, me despiertan a veces,  Salvador, Octaviano, Salustiano, Aracelis, Candelaria, Virginia, Marcos, Elisa;  no puedo imaginármelos ociosos, flotando entre las nubes.

Ese cielo tan radiante no me permite verlos.

Los prefiero en el cielo de las fotografías viejas.

Mi mama y mi papa ya forman parte de ese paraíso.

La fotografía, como lo dice la palabra, es  escribir con luz, otros dicen que es descifrar lo que la  luz escribe.

Prefiero esa última definición.

Mi cielo a blanco y negro de la infancia es más interesante, porque me permite soñar.
 Mi mama y mi papa en el cielo.

jueves, 16 de mayo de 2013

FLORES Y PALABRAS ( con posdata)




Cuando me siento desinflada, leo.

Cuando mi prosa esta aburrida, leo.

Cuando mis adjetivos matan en vez de dar vida, leo.

Cuando por mi cabeza solo pasan lugares comunes, leo.

Cuando estoy saturada de noticias, leo.

Cuando me siento plana, leo.

Cuando mis referencias son frívolas y quiero presumir de intelectual, leo.

Cuando no encuentro inspiración, leo..

Y cuando leo, así sea un poco, se producen explosiones múltiples.

Se sacude la tierra, como cuando germina una semilla.
 
Y me encuentro con árboles, que son presencias.

Y gente escapando de un chirrido.

Y silencios, como los que se escuchan cuando algo se termina.

Y me meto entre sábanas a encontrar poesías.

Placer hecho palabras.

Este fin de semana largo, larguísimo, que comienza ahora mismo, con pronóstico de lluvia, voy a leer y a plantar flores.

Al final es lo mismo.
 
 
Posdata pasado el fin de semana:
Leí y planté flores. Decepcionó la  lluvia.
No sé si mi prosa estará revitalizada y mis frases menos perezosas, pero este retiro de cuatro días en casa, donde solo intercambié unas cuantas palabras con un par de terrícolas, aparte de mi esposo que no habla mucho,  me dejó envuelta en una burbuja de placidez.  
La placidez  suena a mecate de hamaca, monótono y cadencioso.
La placidez huele a libro nuevo.
La placidez es Sancho a mi lado durmiendo..
La placidez tiene textura de ángel.
Y levedad de beso.
La placidez es  breve, y se parece mucho a la felicidad.
Hoy dormiré envuelta en esos vapores que me dejaron los aromas de mis  flores y mis libros.
Mañana, exactamente a las 6:18 am, estalla mi burbuja de placidez.
 


viernes, 10 de mayo de 2013

MOSAICO MAGICO


I

¿Y qué se hace con el tiempo viejo?

Abandonarlo. Guardarlo. Triturarlo.

Opté por la tercera opción.

Pues si uno lo abandona,  regresa a perseguirnos.

Si uno lo guarda, queda aprisionado,  y como dice la canción de Soledad Bravo “… aferrarse a las cosas detenidas, es ausentarse un poco de la vida…”

Me desprendí  de mis calendarios viejos, los que acompañaron mi existencia y marcaron mis días, con imágenes de Auroras Boreales, Springers, M.C. Escher, Caracas

Los convertí en confetti en el triturador de documentos de mi oficina.

Tomé un puñado de trizas coloridas, lo tiré al aire en una pequeña e íntima celebración de tiempo, allí, en mi escritorio, que pronto he de desocupar.

II

Hace una semana perdí un zarcillo en el parque de perros.

Eran de fantasía, pero los estaba estrenando, los compré en un museo en Barcelona. Eran para un regalito, pero me gustaron tanto que decidí quedármelos.

Cuando llegué a casa, me di cuenta que había sido más que una pérdida, un mensaje para mi egoísmo.

Hoy, volví al parque, y cuidadosamente colocado sobre la reja, estaba mi zarcillo. Alguien lo encontró y lo devolvió.

Aprendí una lección de desprendimiento. Si compro algo para regalar, jamás me lo quedaré (en todo caso compraré dos)

Qué bello país es Canadá.

III

Ayer, una amiga me pidió un favor muy especial.

Un particular caso de cuando el favor da más placer a quien lo hace, que a quien lo solicita…

Feliz Día de las Madres querida amiga.

¡Gracias!

 IV

Esta semana, conversaba con un amigo imprescindible, con quien tenía tiempo sin hablar.

Me dijo algo que me encantó:

-      No puedo creer que tengamos tanto tiempo sin hablar, es que como leo tu blog, creo que te vi ayer.

Mejor cumplido para mi humilde espacio, imposible.

 

V
A las nuevas mamas de mi familia, A y A, que celebran por primera vez el día de las madres, felicidades en su día (aquí se celebra el próximo domingo 12 de Mayo)

Es lindo verlas con sus bebes en brazos.                 

Yo la pasaré extrañando a mi mama, pero con tres soles iluminándome ( y Sancho…) 

miércoles, 8 de mayo de 2013

COMOLOPONGAN


Su recuerdo galopó en los pastizales del tiempo y se presentó anoche, en mi memoria, en todo el esplendor de su fealdad.

No pude sino sonreír.

“Comolopongan” era un caballo que vivía en la finca de mi hermano Rafael ( Q.E.P.D) en San Joaquín, Edo, Carabobo Venezuela.

Era lo que llamamos nosotros, un penco.

Un caballito criollo, de medio pelo,  color indefinido, cuerpo ancho,  patas cortas y cabeza grande; en una palabra, contrahecho. Se asemejaba más a un burro que a un caballo.

Mi hermano era muy bueno con los nombres y sobrenombres. Siempre recuerdo que tenía un amigo a quien llamaba “ Peondeajedrez”, porque era bajo, calvito, caminaba derechito hacia delante y comía de lado (quien sabe qué defecto tendría)

Pues a este caballito  lo bautizó “Comolopongan”, sencillamente porque era feo “como lo pongan”, de frente, de lado, por delante, por detrás.

Y la verdad tenía razón.

Pero también “Comolopongan” tenía fama de manso y bonachón. Un caballito dócil y simpático.
Sucedió una mañana, allá en San Joaquín,  en que varios amigos fuimos a montar caballo a la finca, antes de ir a la corrida de toros de Valencia (cuando todavía no eran consideradas una barbarie)

Me ensillaron a “Comolopongan”  bajo declaración jurada que era mansito  y tonto, pues el deporte ecuestre no es lo mío.

A mi amiga Aura, le ensillaron otro caballo.
Sucedió que no mas meter el pie en el estribo, “Comolopongan” echó a correr, y atrás se unió el caballo de Aura.

Los dos caballos desbocados,  y nosotros recibiendo ramazos, corrieron hasta que se acabó el horizonte.

Justo allí, donde se termina el mundo, así nos parecio,  había un hueco y una cerca.

“Comolopongan” saltó sobre el hoyo y la cerca, como si  fuera un pura sangre árabe compitiendo en las olimpiadas. Lo recuerdo en cámara lenta. Aquel caballo contrahecho convertido en Pegaso.

El caballo de Aura frenó en seco y ella fue la que salió volando por los aires

Afortunadamente no le pasó nada, pero siempre me ha dicho que le quedó una vieja dolencia de esa caída.

Mi hermano siempre decía que “Comolopongan” todavía se debe estar riendo  de esta experiencia.

No sé a cuento de qué, llegó “Comolopongan” galopando como el viento, a mi mente anoche justo antes de dormir.

 A veces creo que la vida es pura añoranza.

domingo, 5 de mayo de 2013

AZULES BREVES


Hoy, después de siete meses de invierno, salí por primera vez en la bicicleta, con una misión:

Fotografiar azules.
 
Mi hija me acompañó en esta expedición.


Es que en esta época del año, el rio es un torrente de zafiros.

El lago, una visión de luz tranquila y eterna.

 
 
Los llamo azules breves pues su alquimia es fugaz en estas latitudes.
 
Zafiros, esmeraldas, aguamarinas, mármol, en tan solo pocos meses.

Azules breves.

Como un suspiro.

Como la vida pues.

sábado, 4 de mayo de 2013

DON FELIX


¿Y quién será ese personaje que conversaba con Fortuna?

Llevo varios días pensando en él.

Anoche, antes de caer en la oscuridad del sueño, me habló.

Se dirigió a mí desde un rincón iluminado del Café Fortuna, mientras tras él, la diosa-dueña, Fortuna, preparaba el local para la noche, esa que lo transfigura todo.

Hay movimiento tras bastidores, llegan los músicos, Fortuna se engalana. Alexandra, la joven ayudante, decora las mesas con flores de colores alegres y velas. Pero todo transcurre mudamente, como en una burbuja.

Entonces Don Félix, rompió el silencio.

Esto fue lo que me dijo:

Hola Natalia. ( ¿Y cómo sabe mi nombre, me pregunto?)

No te asombres, mujer. Te conozco desde antes de que nacieras. (¿y cómo?, me sigo preguntando)

En verdad conozco a todo el mundo, los de acá y los de allá, y no porque sea yo muy sociable. (Me asusté, será que este Don Félix es un muerto)

No te asustes, me dijo, como leyendo el pensamiento. No soy ningún espíritu, ni una aparición.  Soy sólo un viejo.  

Vengo aquí todos los días,  y desde tiempos inmemoriales, por eso los conozco a todos.  Ellos, sin saberlo, tambien vienen buscándome, aunque a veces me ignoren.

Sé de las angustias de Amable, que sólo busca ganarse la vida honestamente;  de la soledad de Carmen, que sonríe de día y de noche llora; sé de las ilusiones de esa jovencita Alexandra, buscando un futuro que su propio país no pudo ofrecerle; y allí esta Camilo Pascual,  con veinte años fuera de su país, próspero, enamorado, pero quien después de tantos años, no se siente ni de aquí, ni de allá.

Y Fortuna, mi querida Fortuna, la frente alta y el corazón roto. Ella sí es capaz de hablarme de frente. Yo  le traigo noticias  de Tito, su hijo querido a quien dejó en el caserío. Fortuna trabaja para poder traerlo un día. Tito tiene nueve años y está enfermo.

Y ahora…. la carta.  Las malas noticias son como un golpe de navaja. El Café Fortuna será demolido finalmente. El hombre del abrigo negro vino a traer el último llamado. Fortuna, ha ignorado las notificaciones anteriores, ahora, tiene que salir de aquí mañana.

Esta noche creo que será una noche inolvidable en el Café Fortuna.

Don Félix, terminó de hablar. Se apagaron las luces.

Yo quedé  en mi cama con los ojos muy abiertos. No quería cerrarlos, pues pensé que Don Félix se esfumaría en las fronteras infinitas de la noche.

Antes de que el sueño me venciera, lo reconocí.

Entendí por qué me conoce, por qué  nos conoce a todos. No es muerto ni aparición. Lo reconocí en sus manos curtidas de trabajo y sol; en su voz serena que alivia el calor, como una brisa fresca bajo la sombra del mango; en sus ojos mojados de lloviznas de páramo y aguaceros tropicales, en sus ojeras grises de bosque nublado andino, en el abrazo materno, paterno, en los adioses.

Don Félix es nuestra tierra, nuestro pasado, el que dejamos atrás, el que nos acoge aun en la distancia; al que no se renuncia nunca, al que a veces tememos hablar, porque nos estremece de nostalgia, dolor por lo perdido.  Por eso el café Fortuna nos llama, nos invita, nuestra raíz, nuestra historia  toma café también ahí.

Bueno….esto ha sido otro brochazo grueso de  Don Félix y su monologo del inmigrante, dirigido a la audiencia, en este experimento teatral que escribo en los momentos menos pensados. (quienes quieran ver post anteriores, ver Fortuna y Café Fortuna ( continuación))

Será una noche intensa en el Café Fortuna.

Me dormí agotada.